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La agresividad en la pareja

Las relaciones de pareja, inicialmente basadas en el amor y en la atracción física, con frecuencia evolucionan hacia un modelo de lucha jerárquica en la que predomina la agresividad. El objetivo de esta tertulia es detectar los orígenes y causas de esa agresividad y encontrar soluciones prácticas para erradicarla o, al menos, mantenerla en niveles soportables.
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Yack:
Desde una visión antropológica, la pareja tradicional está formada por dos homínidos que además de compartir un mismo y reducido territorio comparten todos los recursos cruciales para su supervivencia. Para que una convivencia tan estrecha sea viable a largo plazo, es imprescindible que uno de los dos miembros de la pareja acepte y respete la superioridad jerárquica del otro.
Hasta bien entrado el siglo XX era el varón quien ostentaba la superioridad jerárquica, tanto sobre la mujer, como sobre los hijos y era sólo él quien detentaba el monopolio de la agresividad para mantener el orden y su propio estatus, base y garantía de la paz familiar.
Uno de los efectos inesperados de los avances tecnológicos del siglo xx ha sido que la mujer ha entrado en competencia directa con el hombre, como consecuencia de su incorporación al trabajo, la adquisición de una formación equivalente y la drástica reducción del número de hijos, origen y razón de ser de las relaciones de pareja.
En esta nueva situación, no prevista en el condicionamiento genético humano, el hogar se ha convertido en un escenario de perpetua rivalidad jerárquica en el que la autoridad del varón se cuestiona permanentemente y, como ocurre en cualquier colonia de primates, los contendientes recurren a la agresividad para redefinir y defender su territorio y su jerarquía. Esta nueva situación de competencia jerárquica, es la causa fundamental de la inestabilidad actual de las relaciones de pareja y de su eventual ruptura. Un hogar, convertido en un campo de batalla, no compensa a sus moradores de los altos costes de vivir en pareja, sobre todo en una sociedad opulenta y moralmente permisiva en la que resulta fácil vivir solo y sin la ayuda del otro.
Sugerencias para una convivencia pacífica:


1 Separar funciones y responsabilidades claramente para que no existan colisiones de competencias. Es la técnica que se sigue en los grupos humanos que trabajan en equipo.


2 Externalizar funciones que resulten conflictivas. Si se contratan servicios profesionales para el cuidado de los hijos o para la limpieza, puede reducirse la tensión.

3 Reflexionar tranquilamente, con papel y lápiz, sobre todos los problemas familiares y buscar una solución honesta, razonable y equitativa, que tenga en cuenta las peculiaridades personales y sicológicas de la pareja y, en base a ello, decidir cuáles serán los límites y competencias que se van a defender.

4 Defender esos límites, pero no mencionarlos explícitamente. La demarcación y defensa de los límites ha de hacerse mediante una actuación sostenida y coherente, basada en una política de restricción del placer positivo, entendido este como el que se suministra al margen de las obligaciones socialmente aceptadas.

5 Evitar a toda costa cualquier enfrentamiento con la pareja, readaptando la propia conducta para conseguir este objetivo.

6 No ceder nunca a las reivindicaciones de la pareja, justas o no, bajo presión agresiva.

7 No restringir o negar a la pareja un servicio que se le presta habitualmente en represalia a una actuación suya. La única presión que puede aplicarse para cambiar la conducta de la pareja debe basase en la restricción de los placeres extraordinarios, de ocurrencia aleatoria, pero sin que resulte evidente la intencionalidad ni la motivación.

Warrior:
Antes de entrar en el tema quisiera definir los dos términos relacionados en el mismo: pareja y agresividad.
Hay varias clases de parejas, pero yo me voy a referir sólo a la unión de un hombre y una mujer por amor, con voluntad de permanencia y el deseo de formar una familia.
La agresividad se define como un estado emocional que consiste en sentimientos de odio y deseos de daño a otra persona, animal u objeto.
Desgraciadamente, por más que una pareja trate de llevar una relación muy equilibrada, siempre surgirán diferencias y conflictos. Son dos las razones fundamentales que, a mi entender, dan lugar a estas tristes situaciones. La primera sería la diferente estructura cerebral del hombre y la mujer. Esto hoy día es un dato científico incuestionable. Se sabe que el cerebro de la mujer está más desarrollado en el aspecto emocional y en un sentido práctico de las cosas, mientras el hombre es más abstracto y lógico. El otro factor a tener en cuenta es que son dos personas con diferentes mundos, los cuales representan la historia de sus familias de origen, las experiencias de lo que han vivido, de lo que han experimentado con otras personas, de cómo se han ido sintiendo a lo largo del proceso de su propia vida. Además a estos factores hay que añadir las creencias, ideas, gustos, etc. etc.
Ahora bien, ¿por qué esas diferencias y conflictos terminan generalmente en peleas y discusiones? Yo creo que esto ocurre cuando se quiere imponer el criterio de uno, cuando no se sabe negociar, por mala comunicación o por tener una expectativa diferente de lo que el otro hace.
Pero como a pesar de todo, para cumplir nuestro fin último y fundamental como seres vivos de multiplicarnos y continuar la especie, debemos compartir nuestra vida como pareja del mejor modo posible, teniendo como base que somos seres distintos y que se debe respetar al otro, pues sin este respeto se acaba el amor y la pareja.
Algunos consejos para evitar la agresividad serían:


A) Identificar el problema.
B) Discutir en un lugar y momento adecuado.
C) Aprender estar en desacuerdo sin pelear.
D) No buscar culpables, sino soluciones
E) Centrar la discusión en el problema, no en la persona.
F) No pretender tener la razón. Ser tolerante.

Creo que cuando valoramos, aceptamos y respetamos a la persona que amamos y no queremos imponer nuestro criterio, tenemos la posibilidad de vivir en armonía y pacíficamente.



17 comentarios:

  1. Anónimo16:03

    Creo que la agresividad de la pareja se debe al abuso que el hombre ha ejercido aprovechandose de su fuerza y de su situación dominante en el pasado. Y ahora, al ver que no puede seguir por el mismo camino, recurre una vez más a la violencia ya que es la unica ventaja que sigue teniendo.
    ¿Vais a hablar de otros temas sobre la mujer?
    Os felicito por la iniciativa.

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  2. Respondiendo a Julia:
    Comenzando por el final, te diré que vamos a tratar todo tipo de temas sin ningún criterio de selección previo, aunque algunos tocarán más de lleno a las preocupaciones de la mujer que otros.
    En cuanto a tu diagnóstico sobre el problema de la violencia en la pareja, estoy de acuerdo contigo en términos generales, aunque preferiría tratar el tema sin introducir el concepto de culpabilidad o injusticia porque al hacerlo así, los sentimientos interfieren con la reflexión y nos impiden pensar y encontrar verdaderas soluciones.
    Tal vez la dominación del hombre se debió a circunstancias biológicas y sociales que ahora han cambiado. Lo importante en este momento es encontrar soluciones imaginativas para los problemas que plantea la nueva situación en la que vivimos. Me gustaría conocer tu opinión, y la de otros visitantes del Blog, sobre las soluciones prácticas que se proponen en este tema.
    Saludos cordiales.

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  3. Anónimo11:09

    Ya que lo preguntas puedo decirte que estoy de acuerdo con las opiniones de Warrior y que respecto a lo que dice Yack estoy de acuerdo con unas, en desacuerdo con otras y no entiendo al menos una de ellas.
    Por ejemplo, en el punto 6 dices que no hay que ceder nunca ante la pareja, lleve o no razón. Puedo estar de acuerdo en el caso de que no lleve razón pero si no cedes cuando lleva razón te tomará, y con motivo, por una persona intratable, arbitraria y nada comprensiva. ¿No crees que eso no ayuda para nada a la convivencia?
    Y el punto 7 me resulta muy confuso y contradictorio. Me gustaría que lo explicaras mejor.
    Saludos.

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  4. En el punto 6 quise decir que no se debe aceptar ningún planteamiento como resultas de una discusión, porque entonces la pareja sacará la conclusión de que puede salirse con la suya empleando la agresividad y eso es un mal precedente. En realidad el concepto de “llevar razón” es tan subjetivo que rara vez puede dilucidarse con la suficiente claridad como para que lo acepte el interlocutor si su actitud es agresiva o de confrontación.
    La cuestión es no permitir nunca que se llegue a una situación de confrontación y si se llega, cancelar todas las decisiones y dejarlas pendientes para retomarlas en un momento de calma. Cuando se entra en una disputa, el único objetivo debe ser acabar con la situación reconduciéndola hacia la calma, pero nunca intentar resolver litigios porque solo aumentaríamos la temperatura y sólo a baja temperatura se pueden resolver conflictos.
    Respecto al punto 7, empezaré por decir que yo distingo dos clases de “favores” que se le pueden hacer a la pareja:
    Los “estándares”, que son aquellos que se producen como respuesta automática a un determinado acontecimiento, son previsibles y, en cierto modo, exigibles. Un ejemplo podría ser poner los cubiertos en la mesa a la hora de comer, si es una costumbre establecida por el uso.
    Los “extras” que son, por naturaleza, imprevisibles porque se producen sólo a veces y nunca en respuesta inmediata a una situación o evento. Por ejemplo, se regala a la pareja un anillo, una caja de bombones o se la invita al teatro, eligiendo el momento de tal forma que ella no pueda predecirlo, porque si pudiera predecirlo, se enfadaría si no se le concediera. Hacer favores “extra” requiere de una planificación cuidadosa y de cierto trabajo imaginativo.
    Lo que traté de decir en el punto 7 fue que, bajo ninguna circunstancia debe sustraerse a la pareja un favor estándar porque eso provocará una represalia por su parte y dará lugar a una escalada de agresiones mutuas.
    Cuando la conducta de nuestra pareja no nos agrade, debemos bloquear durante cierto tiempo la concesión de favores “extras” sin explicar la razón. Debido a que su concesión es aleatoria e imprevisible, la pareja no podrá estar segura de nuestras intenciones de represalia, aunque detectará que ha hecho algo que no nos ha gustado. Intentará adivinar que ha sido y cuando lo encuentre, lo tendrá en cuenta para no repetirlo. Con el tiempo estas restricciones demarcarán con exactitud un mapa mental en ella de nuestras apetencias que nuestra pareja tendrá en cuenta y respetará para optimizar el placer extra que le proporcionamos. Y tal vez lo haga sin ser consciente de ello, de la misma forma que evitamos inconscientemente transitar por el lugar donde nos torcimos un tobillo y elegiremos siempre el camino en el que más veces nos hemos encontrado a un buen amigo o un bello espectáculo. La razón por la que funciona este sistema es que siempre buscamos el placer y evitamos el dolor y al hacerlo vamos trazando nuestras rutas mentales propias, pero cuando descubrimos que alguien nos empuja a seguir una determinada ruta, sea buena o mala, tendemos a revelarnos y a cuestionar la directriz por principio. Sin embargo, cuando tenemos la conciencia de que somos nosotros los que elegimos el camino, lo afrontamos con espíritu constructivo y razonable.
    Bueno, espero haber aclarado algo más mi punto de vista.

    Saludos

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  5. Anónimo9:10

    Ahora lo he entendido mejor, aunque me quedan muchos cabos sueltos. Te voy a poner un ejemplo a ver si asi me aclaro.
    Mi pareja sólo se ocupa de mi cuando necesita algo. Si no se lo doy, se enfada y se porta aún peor. Si se lo doy, lo coge y sigue como siempre.
    Ahora dime, que harias tu en mi lugar para hacerle cambiar y, por lo menos que demuestra algun agradecimiento por todo lo que hago continuamente por el.

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  6. Contestando a Julia, te diré que nunca dije que fuera fácil. Tu caso es muy frecuente entre las parejas y a veces ambos miembros tienen esa misma percepción respecto a su cónyuge.
    El problema es este: A está descontenta con el comportamiento de B. A intenta estrategias para cambiar la conducta de B pero B siempre se las arregla para acomodarse a los cambios de A y la situación vuelve a ser la misma, sino peor.
    La solución no es ensayar estrategias psicológicas para modificar su conducta porque él responderá modificando su comportamiento para neutralizar tus intentos de volcar la situación a tu favor. Olvida el concepto de justicia, porque ese es subjetivo y concéntrate en el concepto más realista de lucha de poder, que es el que realmente funciona en la pareja.
    La vida en pareja es como una partida de ajedrez. Si el otro juega mejor que tú, hagas lo que hagas, siempre o casi siempre perderás. La única solución es aprender a jugar mejor que él y eso requiere esfuerzo y un buen manual de aprendizaje, pero no valen las soluciones ingeniosas porque esas, solo la puedes emplear una vez, como mucho, antes de que el contrario idee una contrajugada.
    La única solución estable es que tú cambies real y permanentemente de forma de actuar y sólo así, conseguirás que él cambie también definitiva y permanentemente su comportamiento hacia ti.
    En una pareja y en cualquier grupo humano, no impone su criterio quien sea más honrado, inteligente, justo, culto, etc. sino el que es más hábil en la lucha por el poder y si quieres imponer tus criterios justos o injustos, no tienes otra manera de hacerlo que mejorar tu habilidad en la lucha jerárquica, pero esto no es fácil.
    Aunque ya lo he dicho antes, te resumo las estrategias que podrías utilizar, pero si no lo haces continúa e indefinidamente hasta que se conviertan en parte de tu forma de ser y de actuar, no servirán para nada:
    Haz una lista minuciosa de todo lo que le gusta. Por ejemplo, hablar de política defendiendo a determinada ideología, hablar de futbol, ir al cine, comer determinada comida, etc. etc. Llama a esa lista “caramelos”.
    Divide tu tiempo en on y off. Tu tiempo on es cuando él se está portando mejor de lo normal y off cuando lo hace peor de lo normal. En tiempo on procura hacerlo feliz haciendo las cosas que a él le gustan y hazlas bien, con ganas y con interés, como si en ello te fuera la vida. En tiempo off no hagas nada de esas cosas extras, aunque no dejes de hacer lo habitual, es decir, compórtate de una manera neutra, sin represalias, sin mostrar enfado, sin discutir, pero sin darle ni un solo “caramelo”.
    Si consigues proporcionarle suficiente placer como para ilusionarlo, él, inconscientemente, buscará encender tu estado on, como los ratones de laboratorio aprenden a pulsar una palanca para conseguir caramelos, aunque no comprendan el mecanismo subyacente.
    Cuanto más placer seas capaz de proporcionarle, más control tendrás sobre él y así podrás cambiar su conducta a tu capricho, poniéndote en on cuando el cumpla con tus deseos y en off cuando no lo haga.
    En resumen, podrás sacar de él tanto placer, como tu consigas proporcionarle, pero nunca se te ocurra decirle con palabras lo que quieres, lo que no quieres o cual es tu estrategia, porque el matrimonio es una guerra y en una guerra, nadie le dice al enemigo lo que desea, lo que no desea o lo que piensa hacer para conseguirlo, porque entonces le estás dando información estratégica que utilizará para contraatacar en tu punto más débil y en el peor momento.
    Sin embargo, si quieres ganar esta guerra, tienes que usar siempre caramelos, aunque el otro dispare con balas. Tendrás que enseñarle a comportarse, interrumpiendo o reanudando el flujo de caramelos.
    Ya sé que suena maquiavélico, pero una vez que se aprende, resulta divertido y se llega a hacer automáticamente. No es fácil, pero es el único sistema que funciona cuando la pareja entra en declive. Piensa que en la pareja sólo se puede ganar si los dos son felices y que esta es la única forma de conseguirlo.

    Saludos.

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  7. Anónimo10:55

    En teoría me parece interesante tu punto de vista, pero contestame una cosa. Que hago si no encuentro nada que le divierta. Si le hablo de algun tema y el no me escucha o pasa de mi que solucion me das.
    Otra cosa es que no me parece justo que sea yo la que tenga que hacer todo el trabajo y el solo beneficiarse. Me parece un punto de vista machista y entonces volvemos a lo de siempre: la mujer es la esclava y el hombre el rey. Y así vamos por mal camino y llegamos a don de siempre. Qué tienes que decirme a eso.

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  8. Siempre hay en la pareja quien tiene mejor percepción de la situación y más interés en solucionar el problema de convivencia, tal vez porque sea la parte más perjudicada o porque sea más sutil en sus apreciaciones. Aunque en este caso eres tú esa persona, también podría ser él y, si fuera así, las recomendaciones serían las mismas.
    Pero tú piensas, y con razón: ¿Así que, por ser yo la que quiere arreglar el problema, me toca a mí hacer todo el esfuerzo? No es justo.
    Pues es así. A veces, para hacernos un favor a nosotros mismos, tenemos que hacérselo a otra persona, que tal vez no lo merezca, pero que está justamente bloqueando la única salida. Pero esa no debe ser nunca una razón para no trabajar por nuestra propia felicidad.
    Pero con independencia de que sea o no justo que hagas tú todo el trabajo, existe otra buena razón para que lo hagas y esa razón es que el esfuerzo que le dediques te ayudará a mejorar tus habilidades de relación con otras personas y eso te proporcionará muchas satisfacciones al margen de tu relación de pareja. Piensa que la habilidad para relacionarnos con los demás es el factor (de los que podemos controlar) más importante para llevar una vida feliz.
    Voy a ponerte un ejemplo para explicar lo que quiero decir: Cuando vas a un gimnasio y pasas horas enteras dándole vueltas a las poleas de una estúpida máquina, no lo haces para hacerle un favor a la máquina, sino para fortalecer y agilizar tu propio cuerpo. Esta inversión de esfuerzo la recuperarás en forma de satisfacción personal en otros ámbitos de tu vida.
    Ahora imagina que tu pareja es una máquina de ejercicio mental y que el esfuerzo que inviertes sobre ella no es un favor que le haces, sino un ejercicio de autocontrol y mejora personal cuyos beneficios recibirás dentro y fuera del ámbito de pareja. Si lo miras así, te costará menos hacer los ejercicios y te divertirás pensando en los beneficios futuros que este duro ejercicio te reportará, como ocurre en el gimnasio cuando te enfrentas a ejercicios agotadores.
    Respecto a tu primera pregunta, solo puedo darte una respuesta. Si no consigues resultados eso sólo puede significar que necesitas trabajar más y mejor. Echarle la culpa a él (aunque la tenga) no te va a ayudar a ti, así que es mejor que no lo hagas. Piensa que cuanto más difícil te lo ponga, cuanto más te haga sudar, mayor será tu crecimiento personal.
    Ahora que has convertido a tu pareja en una máquina de ejercicios mentales, tal vez te gustaría contar con una tabla de ejercicios para sacarle el mayor beneficio posible a tu esfuerzo. Trataré de escribir algunas ideas sobre este tema, pero como voy a estar fuera hasta mediados de julio, prefiero pensar un poco más sobre esa tabla de ejercicios y escribirla cuando regrese.
    Al margen de todo esto, quería agradecerte tus comentarios porque nos ayudan a todos a ver más allá en un tema que podría parecer, en principio, abstracto y ahora vemos, gracias a tus planteamientos, su lado práctico que es que siempre andamos buscando en esta tertulia.
    Saludos.

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  9. Lore2:29

    Opinando sobre lo que escriben Julia y Yack,yo creo que la mujer debe tomar las riendas de vez en cuando,yo soy asi jamas me dejo dominar por nadie y en especial por un hombre.Si es un hombre agresivo o golpeador yo lo dejo no me importa el amor porque aquel que te trata de esa forma no merece estar en la mente ni en el corazon de nadie.Critiquen todo lo que quieran pero antes piensenlo¿¡Chicas vamos a dejar que los hombres nos dominen?!por favor!

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  10. Lo que debemos garantizar, desde las instituciones públicas es que nadie se vea asediado por la fuerza incontrolable de otra persona u organización.

    Otra cosa es resolver el problema personal en relación con la pareja, que sin llegar al maltrato, puede ser muy problemática.

    En este post he querido proponer algunas estrategias que pueden ayudar.

    Saludos.

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  11. Anónimo21:07

    He leido detenidamente estos consejos, y la verdad... me cuesta creer que a Yack le funcione esta estrategia, porque es demencial.

    La pareja se debe basar en el amor, la amistad y la ayuda mutua para solucionar los inconvenientes y los problemas que surjar, y no en una guerra tan extresante.

    Con la pareja debemos estar relajados y la otra persona debe de ser como un bálsamo que al final del día te recompense y no estar con esa tensión de lucha extenuante. Sinceramente creo que si se llega a una situación tan incómoda, lo mejor es que cada uno siga su camino, porque la vida nos puede obsequiar con algo mucho mejor.

    Un saludo

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  12. Anónimo, estoy totalmente de acuerdo contigo cuando dices que “La pareja se debe basar en el amor, la amistad y la ayuda mutua para solucionar los inconvenientes y los problemas que surjan”.

    Precisamente las recomendaciones que doy son para conseguir ese objetivo ideal, más allá de los dos primeros años de convivencia basados en la superabundancia de endorfinas sexuales y su capacidad para generar benéficas alucinaciones emocionales.

    Pero las declaraciones de intenciones no bastan. Resulta imprescindible la existencia de un eficaz e intrincado mecanismo subyacente que las hagan posibles, estables y duraderas.

    Considera que en España la duración media de las parejas es de 15 años (y bajando) y eso significa, más allá de las opiniones, que la convivencia en pareja funciona cada vez peor.

    Tras la separación, que algunos consideran la panacea, puedes perder la vivienda, una parte del sueldo, los hijos, la cordura y hasta la vida, en algunos casos. Y después te enfrentas a la misión imposible de buscar una nueva pareja que tiene un 50% de probabilidades de ser peor que la anterior, que en términos estadísticos será 15 años más vieja, 15 años más resabiada, con 15 años menos de ilusión, de esperanza de vida, de salud y de atractivo físico.

    Mi apuesta en el tema de la convivencia pasa por hacer todo lo posible para mantener la pareja actual y la única estrategia que, en mi opinión puede funcionar, es la de cambiar la propia conducta hasta lograr una convivencia placentera y constructiva.

    No hay que confundir una declaración de buenas intenciones o buenos deseos con la técnica para conseguirlo. Es como decir que para escalar el Himalaya hay que ser colaborativo, tratar bien a los sherpas y no desanimarse nunca. De acuerdo en eso, pero más importante aún será llevar el equipo adecuado y haber dedicado millares de horas a aprender a escalar, entre otros muchos requisitos.

    Y ahora que ya conozco tu declaración de intenciones, me gustaría oír tu opinión sobre cómo evitar que la convivencia degenere en batalla campal y acabe en separación, con los consiguientes efectos dramáticos para uno o ambos cónyuges.

    Saludos.

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  13. Anónimo20:13

    Hola , te escribo por que necesito ayuda con este problema, somos una pareja joven, pero cada discusion se nos va de las manos y terminamos en los golpes, se ha hecho recurrente, practicamente diario, hemos asistido a terapia de pareja pero solo ha solucionado las cosas mientras hemos estado yendo. La verdad es que se que lo mas sano seria cortar la relacion y asi ya no habrian estos problemas, pero nos queremos bastante y queremos solucionar esta conducta, que me recomendarias hacer en este caso.

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  14. Hola A. En respuesta a tu demanda, voy a darte algunas recomendaciones por si quieres probarlas. En base a lo que me cuentas, no tienes nada que perder.

    1 Para cambiar la relación tienes que cambiar tu conducta y no intentar cambiar la de tu pareja, porque si ya es difícil cambiar tu propia conducta, imagina la de otro. En la medida en que lo consigas, el comportamiento de tu pareja cambiará automáticamente para adaptarse a tus propios cambios y en consecuencia, también lo hará la relación.

    2 No hables nunca con tu pareja de tus deseos, tus estrategias, tus logros o tus fracasos en mejorar la relación. Y por supuesto no le digas lo que debe o no debe hacer para mejorar la relación. El tema “pareja” debe ser tabú para ti, lo que significa que debes negarte, con amabilidad pero con contundencia, a hablar de “nuestra relación”.

    3 Lo primero que tienes que conseguir es restaurar el respeto. Esto significa respetar SIEMPRE a tu pareja y no permitir que ella te falte al respeto. Y ese respeto debe ser externo (en las formas) e interno (en la actitud emocional).

    4 Para conseguirlo, nunca reproches, nunca discutas, nunca te enfades, nunca le digas cómo ha de hacer las cosas ni qué debe de hacer o dejar de hacer, nunca digas nada que pueda enojarla.

    5 ¿Pero cómo le paras los pies? ¿qué haces si ella te insulta, te hace reproches, te descalifica, te ofende?

    Ante sus conductas inapropiadas (ya sé que no es fácil pero ahí está la clave) mantente en calma y no contestes o si ella eleva el tono, vete directamente a la calle y regresa pasadas un par de horas como mínimo.

    Si estás enfadado con ella por su conducta, manifiéstalo pasivamente. Hasta el día siguiente, no inicies conversaciones, no hagas nada que le agrade, pero tampoco nada que pueda molestarla. Limítate a contestar con el menor número de palabras posibles a sus preguntas y sin dar nunca explicaciones de por qué estás enfadado.

    Cuando ella te trate con respeto y se comporte como a ti te gusta (dentro de lo que es justo, equitativo y razonable), haz tú lo mismo.

    En resumen, se trata de darle feedback positivo. Esto significa que cuando se porte mal, tu reacción sea reducir tu interacción con ella al mínimo, pero sin agredirla ni ofenderla en ningún caso (esto es ejercer el respeto hacia ella) y cuando ella se porte bien, premiarla con lo que a ella le gusta, sea lo que sea (elogios, caricias, regalos, etc. etc.), aunque con moderación y sin decirle nunca la razón de tus obsequios.

    Y nunca, en ningún caso, hablarle de lo que hace bien o lo que hace mal y menos aún de cuál es tu conducta o tu opinión al respecto. Ella tiene que descubrir lo que está haciendo mal por tus reacciones y no por tus palabras.

    Y eso es todo lo que puedo decirte por ahora. Necesitarás tiempo y voluntad para cambiar tu actual conducta, pero verás resultados positivos en la medida en que insistas y vayas modificando tu estilo de relación personal.

    Además, este esfuerzo de aprendizaje te ayudará a mejorar tu relación con todas las personas con las que te relaciones. Y puedo asegurarte que es una buena inversión de la que sacarás beneficios durante toda tu vida.

    ¡Suerte! Y ya me contarás….

    ResponderEliminar
  15. Arturo Mora15:34

    Es fabuloso este blog, sin embargo, considero que este blog es muy específico y centrado en la psicología, y muchos de los comentarios se basan en sentimientos y no son tan objetivos como el tema aquí descrito, es por ello que algunos no aterrizan por completo el concepto de relación que aquí se trata, mismo que se hace en términos muy estándares y objetivos, y se centra en la psicología, un instrumento para llegar a la mejora de la relación y del amor; psicología y amor pueden unirse para un objetivo, pero no son el mismo concepto ni atacan el mismo punto. Yo considero que algunos de los comentarios que aquí se dejaron, están marcados por el "Yo", y son sentimentales, basados en la propia victimización, rebeldía, y concepto de justicia, los cuales, como mencionaba Yack, deben ser tomados en cuenta por aparte porque son subjetivos, porque eso habla más de quienes somos que de hechos.

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  16. Arturo Mora15:45

    Para una persona agresiva, tajante y en busca de cada detalle por el cual discutir, ¿cómo funcionaría entrar a su juego, dándole la opción de dirigir la relación manifestándolo de manera serena y pacífica? Como cuando los padres le permiten a los hijos jugar a ser los padres de los verdaderos padres. ¿Es un mal concepto?

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  17. Hola Arturo, el ejemplo que pones de padres e hijos está bien traído porque en su base subyace el mismo problema de enfrentamiento jerárquico que se da en la pareja actual.

    Es muy difícil hacerse respetar sin volverse odioso. Con los hijos, y durante el tiempo en que son dependientes de nosotros, podemos permitirnos el lujo de hacernos odiosos en aras de un bien mayor (la educación) pero con la pareja, esto no funciona. Y por eso es tan difícil la relación de pareja en el nuevo modelo social del siglo XXI.

    Creo que la única solución pasa por respetar y hacerse respetar sin utilizar métodos agresivos basados en castigos, limitándose a emplear un sistema de recompensas discrecionales para incentivar la conducta constructiva de la pareja.

    Saludos cordiales.

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