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Qué hacer con el tiempo libre

Cuando sobreviene la jubilación, o alguna situación similar, se rompen todos los esquemas que nos servían de pauta para organizar nuestra vida. De improviso disponemos de un exceso de tiempo libre que no hemos aprendido a gestionar y ese tiempo puede volverse contra nosotros si no desarrollamos un nuevo esquema que lo explote en nuestro beneficio.
En esta tertulia se tratará sobre las ventajas e inconvenientes de disponer de mucho tiempo libre y se buscarán soluciones para su aprovechamiento óptimo.
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La mente humana ha sido diseñada para trabajar, casi ininterrumpidamente, en la resolución de nuevos retos. Y esto es así, porque el cerebro humano es el único capaz de imaginar el futuro, prever las necesidades y peligros que se plantearán en ese futuro imaginado y, lo que es aún más importante, encontrar y preparar soluciones antes de que los problemas se hagan reales.
Gracias a esta facultad, que sólo soporta nuestro evolucionado y complejo cerebro, podemos aprovechar el tiempo de ocio presente para trabajar en la resolución de problemas futuros y así, incrementar considerablemente nuestras posibilidades de éxito. Por ejemplo, podemos hacer un muro de contención antes de que llegue la época de lluvias.
Pero esta valiosa facultad, no sería adecuadamente explotada si no estuviera acompañada de una necesidad instintiva incontrolable y permanente de “hacer cosas”, es decir, de explorar el futuro, localizar en él posibilidades de mejora y, a renglón seguido, ponerse a trabajar en ellas.
Así se justifica la necesidad imperiosa que tenemos, para ser felices, de plantearnos continuamente nuevos retos, nuevos proyectos, nuevas actividades que cubran nuestra demanda de actividad mental.
Como consecuencia del progreso de los últimos años y de la riqueza generada y acumulada, en el siglo XXI ha aparecido una nueva situación vital, en la forma de personas jubiladas con una expectativa de vida activa de hasta 40 años. En consecuencia, lo que antes podía ser un caso aislado, se ha convertido en un fenómeno social que crece día a día y que plantea un problema cuya solución está por dilucidar: Encontrar objetivos alternativos que den un nuevo sentido a una vida que ha quedado vacía después de retirar bruscamente de ella, todos los retos que la actividad laboral le aportaba.
Contrariamente a lo que se suele creer cuando se está inmerso en la actividad laboral, el ocio puede ser más frustrante que el trabajo, si no se intercala con actividades que supongan algún tipo de reto o desafío para la mente. En este sentido, recomendaría a las personas jubiladas o que por cualquier otra circunstancia como baja, invalidez o paro, dispongan de más tiempo libre del que son capaces de administrar, una serie de normas para la optimización de su tiempo libre:


1 Buscar activamente metas a corto, medio y largo plazo. Conviene disponer de estas tres tipos de metas entremezcladas para cubrir nuestras necesidades psíquicas de una manera más satisfactoria.

2 Antes de embarcarse en un nuevo proyecto, conviene hacer un estudio sosegado de los recursos, habilidades, tiempo y dinero que vamos a dedicarle para evitar fracasos por falta de planificación y reflexión. Una vez que se elige un proyecto, debe seguirse hasta el final porque dejarlo inacabado es una mala práctica y un mal precedente para del futuro.

3 Elegir actividades que se puedan hacer en solitario, en horario flexible y sean gratas y fáciles de hacer, pero entremezcladas con otras de más envergadura y dificultad que requieran la interacción con otras personas. De esta forma podremos planificar con mayor flexibilidad nuestras actividades, en función de las circunstancias cotidianas y del estado de ánimo en que nos encontremos.

4 De ser posible elegir actividades que tengan un componente altruista, porque ese ingrediente aumentará nuestra autoestima. Hay que tener en cuenta que no basta con hacer cosas, sino que es del todo punto necesario hacer cosas que sirvan para algo puesto que nuestro cerebro está programado para que sienta satisfacción al constatar la utilidad social de lo que está haciendo. Por ejemplo, produce mayor satisfacción dar clase a niños sin medios económicos que coleccionar libros antiguos porque lo primero tiene un efecto benéfico sobre nuestros semejantes y lo segundo no. La constatación de los efectos benéficos producidos genera una satisfacción adicional porque se corresponde a uno de los principios instintivos del placer de la especie humana relacionada con su necesidad de colaborar con sus semejantes.

5 Organizar el programa de actividades de manera que se alternen periodos de trabajo relajado con otros que supongan más tensión y concentración. No es recomendable, por ejemplo, desempeñar durante una sema un trabajo intenso seguida de otra semana sin apenas actividad. Sin embargo, debemos ser nosotros mismos, en función de nuestra personalidad, los que decidamos qué ritmo es el que mejor nos va.

6 Elegir actividades en las que exista cierto nivel de compromiso frente a terceros y frente a nosotros mismos. Si elegimos actividades que requieran esfuerzo, pero de las que no tengamos un compromiso que nos obligue a hacerlas, es probable que la pereza acabe disolviendo las buenas intenciones y nos devuelva una y otra vez a una situación de inactividad insatisfactoria. La idea es prevenirnos con nuestra falta de voluntad.

5 comentarios:

  1. Anónimo9:28

    Respecto al tiempo libre y hablando por mi mismo que estoy prejubilado desde hace muchos años creo que no hay una cultura del ocio y que hay que crearla urgentemente. Las personas que salen del ambito laboral estan perdidas y si ademas no tienen familia, como es mi caso, tienen muy dificil encontrar algo que llene sus vidas.
    Conozco varios casos de depresiones por causa de la jubilacion y la falta de alternativas.
    Coincido con vosotros en lo fundamental.

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  2. Anónimo21:51

    Trabajar viene de la palabra latina "tripaliare" y ésta de "tripalium", que era un instrumento de tortura utilizado por los romanos. Jubilar viene de la palabra latina "jubilare", que es alegrarse al cesar la OBLIGACIÓN de trabajar. Si es una obligación y además da alegría al dejar de hacerlo, parece que no casa muy bien con lo que dice Yack de que el cerebro esté diseñado para esta actividad. Yo creo que para lo que está el cerebro diseñado es para conseguir que sobrevivamos.

    El hombre primitivo trabajaba lo imprescindible para lograr su alimento, el resto del tiempo se dedicaba a la holganza (danzas, cantos, arte, etc). Estoy de acuerdo que sin el progreso cientíco, cultural y social el hombre seguiría siendo un homínido pero pienso que ha sido arrastrado por este progreso en lugar de controlarlo. Con esto enlazo con el problema del ocio.

    Se ha creado este problema debido al alejamiento del hombre de sus condiciones naturales y vivir una vida muy artificial. Al hombre desde su más tierna edad se le prepara para trabajar, trabajo que en su inmensa mayoría es alienante y el ocio queda reservado para sábados, domingos y vacaciones, lo cual impide, generalmente, que se desarrollen actividades de ocio. Es en la etapa de trabajo cuando hay que desarrollar esas aficiones, por lo que se debe disponer de más tiempo libre y eso se consigue racionalizando las jornadas de trabajo.

    Cuando llega la fase de la jubilación es cuando surge el problema del ocio, precisamente por lo dicho anteriormente. Por lo tanto,como ya he dicho, se debe ejercer el ocio en la etapa de trabajo y cuando llegue la jubilación sólo se diferencciará de la etapa anterior en que se dispondrá de más tiempo libre para desarrollar las aficiones. O también para no hacer nada como aconseja el libro "El derecho a la pereza" de Paul Lafarge, por cierto yerno de Karl Marx.

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  3. Hay algo importante respecto a este tema.

    Cuando se esta planificando actividades que se quieren cumplir, es importante desarrollarlas de forma sistematica, ordenada. Para obtener la reconpensa de haber finalizado una actividad. Por que cuando se tiene ansiedad de hacer muchas cosas al mismo tiempo, o variando actividades en muy cortos periodos [5 a 30 minutos aproximadamente] produse mucho estres. Se corre el riesgo de no tener esa recompensa que produse el cerebro al cumplir un objetivo. Las derrotas son malas y quedan almacenadas por mucho tiempo en nuestra memoria, para que no cometamos los mismos errores, las derrotas son mas dificiles de olvidar que las victorias. La ansiedad nos hace querer hacer muchas cosas lo que aumenta la posibilidad de fracaso al no cumplir nuestros objetivos.

    Es bueno evitar la distraccion. Lleva a tener una mala costumbre y ser poco eficiente, tambien estres.

    Pero no contradigo lo que dice yack, de cambiar actividades cada un tiempo.

    Hay que evitar la multi tarea.

    Que esten bien

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  4. Contestando a Warrior, te diré que pasarse veinte años sin hacer nada es un auténtico martirio para una persona normal y sana.

    Podemos preferir determinados trabajos a otros, pero preferir la vagancia al trabajo es una anomalia mental.

    Estamos diseñados para trabajar, y la inactividad crea angustia y malestar.

    Sobrevivir, en el caso del ser humano, pasa por trabajar y por eso la naturaleza nos castiga con insatisfacción y malestar cuando nos entregamos a la vagancia.

    Wirtkas, no tengo nada que objetar a lo que dices. Añadire que cada uno tiene que encontrar el ritmo óptimo en función de su personalidad y sus facultades físicas e intelectuales, y en general conviene alternar periodos de trabajo intenso con otros de relajación.

    Saludos.

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  5. Me equivoque en lo que dije de 5 a 30 minutos. Mejor digo, que es importante finalizar las actividades o cumplir los objetivos, para obtener la recompensa. Y hay que evitar la multi-tarea.

    Es que se puede hacer actividades e periodos cortos de tiempo, pero hay que evitar la multi-tarea en casos de trabajo que necesiten mas concentración.

    Por eso concuerdo con Yack en lo de alternar periodos intensos con otros de relajación. Y concuerdo en general con lo que dice.

    Saludos

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