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¿Está el capitalismo en crisis?

Desde la aparición del marxismo no ha dejado de cuestionarse la viabilidad del capitalismo. Sus detractores, es decir, todos los votantes de izquierda, no dejan de anunciar la caída inminente del sistema capitalista, en especial cuando se produce una crisis como la que estamos padeciendo en la actualidad.
En esta tertulia reflexionaremos, entre otros temas, sobre si realmente estamos ante el fin del capitalismo y si ese fuera el caso, qué otro sistema vendrá a sustituirlo.

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Yack:

El modelo económico-social que se conoce como “capitalismo” no es propiamente un modelo ideado por el hombre, sino la configuración que ha adoptado espontáneamente la organización económica política y social de las sociedades avanzadas durante los tres últimos siglos como resultado del libre juego de las fuerzas sociales y los flujos de intercambio económico.
En contraposición, el marxismo y sus derivados ideológicos son una invención, una ocurrencia ingenua, reduccionista y bienintencionada de un grupo de iluminados que creyeron haber encontrado un modelo mejor que el que había surgido por selección natural en el sustrato cultural generado por la especie homo sapiens.
El rotundo fracaso en que terminó este descabellado proyecto que pretendía enmendar la plana a la Naturaleza, ha quedado certificado por la caída del muro de Berlín y la huida hacia el capitalismo de los últimos damnificados del comunismo real.
Lo más sorprendente de todo esta lamentable historia es que, todavía, y a pesar del desastre que ocasionó la ideología marxista, la mitad de la población de los países europeos siguen añorando el modelo marxista, a pesar de vivir en un sistema capitalista y conocer de primera mano el patético fin que sufrieron los sistemas comunistas y marxistas.
Se me ocurren varias razones que justifican el empecinamiento irracional en el error que afecta, principalmente, a las clases menos favorecidas de la sociedad europea:

- El natural sentimiento de rencor que los pobres profesan a los ricos, producto de la envidia que les provoca su ventajosa e inalcanzable posición económica y del sometimiento jerárquico a que su situación les aboca. Esta experiencia emocional tan arraigada hace que cualquier ideología que trate de equiparar a los ricos con los pobres sea, por principio, bien recibida y aceptada, como lo fue en su tiempo el cristianismo por los esclavos. El rencor y el afán de venganza, justificada o no, es uno de los motores principales de las revoluciones marxistas, que sólo se calman cuando se han aniquilado a todos aquellos que eran envidiados por su riqueza y por su alto estatus jerárquico.
-El modelo explicativo marxista es ingenuamente simple y, por lo tanto, muy fácil de entender por personas sin formación, mientras que el modelo capitalista es, como todos los sistemas vivos reales, caótico y extremadamente difícil de interpretar y comprender, incluso para los científicos más eminentes.
-Uno de los objetivos del marxismo es el “reparto”, es decir, arrebatar a los ricos su riqueza para repartirla entre los pobres y los menos ricos. El mensaje, aunque demagógico y falaz, prende fácilmente en las masas más incultas por razón del interés económico y en las más ilustradas porque lo interpretan como una forma de justicia que responde a su afán infantil de perfección moral, al tiempo que satisfacen sus más ocultos e inconfesables sentimientos de rencor y envidia.
-El mensaje del marxismo halaga la vanidad y el orgullo de los pobres que son descritos como nobles y buenos, aunque explotados por los capitalistas que son malvados y sanguinarios. Es decir, que según la interpretación marxista, el fracaso que supone la pobreza (o la no riqueza) no es debido a la propia incapacidad y pereza del individuo sino a la maldad infinita de unos seres inhumanos (los capitalistas) que los dominan gracias a sus artimañas innobles. Por el contrario, el mensaje del capitalismo es que cada uno está en el lugar que le corresponde en función de su talento y del esfuerzo y trabajo que ha invertido en prosperar, un mensaje poco grato para el que no está en la cima.
-El marxismo invita a la rebelión armada y el capitalismo al esfuerzo personal por prosperar.

Estos y otros motivos, hacen que las clases menos favorecidas e incluso las que no se consideran privilegiadas (clase media) añoren este modelo económico-social que tan bien los tratan y tantas satisfacciones promete darles, y de poco o nada sirve la experiencia negativa acumulada sobre su inviabilidad práctica. Siempre se puede pertrechar explicaciones falaces para justificar el aparente fracaso de los regímenes socialistas y profetizar, con pretendido fundamento, el advenimiento final de un mundo socialista perfecto y feliz. Y si todo esto no fuera suficiente, todavía queda la posibilidad de criticar al capitalismo, con razón y sin ella, pronosticando su inminente desaparición ahogado en sus propias contradicciones. Claro que eso de las contradicciones es una de las invenciones del materialismo dialectico que, a su vez, sirvió de fundamento “científico” al marxismo, tras lo cual acabó su meteórica y cortísima carrera por el firmamento de las grandes ideas irrealizables.
En cuanto a las “crisis” del capitalismo, y eso vale para la que actualmente estamos sufriendo, sólo son episodios esporádicos de readaptación al entorno cambiante, caracterizados por una caída del rendimiento, que experimentan las estructuras vivas por razón de su complejidad. Todos los animales sufren enfermedades, todas las comunidades de seres vivos atraviesan épocas de vacas flacas, la historia misma de la humanidad y de cada especie tiene sus altibajos sin que eso signifique que están condenadas a la extinción.
La razón de que existan crisis es que habitamos un mundo mucho más complejo de lo que nuestros sentidos nos transmiten y nuestro cerebro puede comprender. Un mundo, en cierto grado, caótico y en el que, de vez en cuando, un pequeño efecto puede introducir cambios en el entorno que difieran dramáticamente de nuestras predicciones, basadas en cálculos lineales. Es lo que se conoce como “efecto mariposa”.
Pero los sistemas vivos y, la sociedad humana como tal, dispone de múltiples y sofisticados sistemas para compensar y nivelar rápidamente los desequilibrios que se producen en su seno y el capitalismo es el sistema más adaptativo y eficiente que existe para compensar, corregir y superar esas “crisis” que tanto preocupan a los marxistas.
Las sociedades marxistas no sufren crisis porque están inmersas en una crisis perpetua, encorsetadas por la intrincada red de normas y prohibiciones necesarias para impedir que se desprendan de esa camisa de fuerza que las ahoga y que le vendieron como la camisa del hombre feliz.
La conclusión final que yo saco es que el capitalismo no puede entrar en crisis como sistema ni puede ser sustituido por ningún otro modelo ideado por el hombre. Y la razón que aduzco en apoyo de esta afirmación es que el capitalismo es la forma de organización emanada por consenso tácito de todos y cada uno de los miembros de la comunidad y es imposible encontrar un sistema más eficiente, ideado por una sola mente, por muy iluminada que esta esté. Sería como suponer que una hormiga pudiera imaginar un mejor sistema para organizar el hormiguero que el que “idearon” billones de hormigas a lo largo de millones de años de paciente y progresivo perfeccionamiento.
En resumen: los individuos sólo pueden aspirar a emitir ocurrencias para que la sociedad donde viven las procese, las valide, las perfile y las adopte progresiva y libremente en la medida que resulten útiles. En ningún caso un individuo o grupo de individuos pueden imponer un modelo revolucionario por la fuerza, por muy prometedor que pueda parecer a primera vista.


3 comentarios:

  1. Anónimo12:25

    Querido Yack: Creo que no te has dado cuenta que el tema es "¿Está el capitalismo en crisis?". y no si lo está el Marxismo.
    Haces una crítica a Marx en lugar de hacérselo al capitalismo, que es en el que vivimos y estamos padeciendo. Espero, por lo tanto, que hagas un análisis de la situación actual del capitalismo y de sus posibles salidas.

    Un saludo,

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  2. Amigo Warrior, no puedo criticar un sistema que es el mejor que existe y que puede existir. La única alternativa que se plantea frente al capitalismo es el Marxismo y sus derivados y por eso me he empleado a fondo en poner de manifiesto su falsedad y sacar a la luz las únicas razones por las que todavía alienta, después de haber cosechado interminables derrotas y fracasos.
    Sobre el capitalismo lo único que puedo decir, que suene a crítica, es que está sujeto al riesgo de altibajos, sencillamente porque no hay ningún sistema de control o gestión que aplicado a un universo caótico, como es el nuestro, pueda evitar la aparición de fluctuaciones de rendimiento ocasionales. Lo importante es la historia exitosa de la evolución del sistema capitalista y no la anécdota de sus pequeños altibajos.
    Saludos.

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  3. Protetario desengañado11:29

    El marxismo, en dos actos.

    1er acto

    Un proletario limpiando las calles con un cepillo. Un hombre se le acerca e inicia una conversación.

    - Oye proletario, te veo muy oprimido por los burgueses. Te están sacando la plusvalía ¿no?
    - ¿Lo qué?
    - La sangre, el zumo, el caldillo…
    - Ah ya, pero eso es el precio de ser un tarugo ¿no?
    - No, ahí te equivocas. Si hubieras leído a un tal Marx, que es un sabio muy sabio, que ha escrito un libro muy gordo muy gordo…

    - No sé leer, ni falta que me hace.
    - No importa, porque yo sí lo he leído y te lo voy a explicar.

    - A ver, cuenta.
    - Pues verás, tú no eres un tarugo.
    - ¿Ah no?
    - Lo que pasa es que estás siendo explotado por los burguesess que son gente muy, muy, pero que muy mala y además, egoísta.

    - Sigue sigue, que esto se pone interesante.
    - Pues verás, la Historia tiene un sentido oculto que Marx ha descubierto con la ayuda del materialismo dialectico. Y ese sentido oculto es que los proletarios (o sea tú) estáis destinados a acabar con los malvados burgueses y repartiros la plusvalía…
    - ¿Lo qué?
    - Quiero decir la PAS-TA que los empresarios os han sacado de las higadillas. ¿me entiendes ahora?
    - Perfectamente. Continua.
    - Pues como los proletarios sois muchos y los ricachos son muy pocos, sólo es cuestión de organizarse, ir a por ellos y ajustarles las cuentas. ¿me sigues?

    - Tal cual. ¿Y donde hay que apuntarse?
    - Precisamente mi amigo Lenin está trabando en eso. Anoto tu nombre y te aviso tan pronto haya algo.
    - Chachi.
    - Nos vemos. Chao.

    2º acto

    Pasan unos años y la revolución ha terminado. El proletario está limpiando con el cepillo la sangre reseca de las aceras y los muros, cuando es abordado por el mismo hombre que ahora luce un flamante uniforme cuajado de condecoraciones.

    - Qué, proletario, ¿estarás contento? Ya tienes la dictadura del proletariado que te prometí.
    - Sí, pero ahora trabajo más que antes, vivo peor y sin esperanza de mejorar.
    - ¿Y qué? No se puede tener todo en esta vida.
    - Todo no, pero yo creía que iba a mejorar cuando ganáramos la revolución. Que nos íbamos a repartir las plusvalías esas.
    - Hombre, moralmente habéis ganado mucho. Ya no queda ni un ricacho vivo, ni lo habrá.
    - En eso te doy la razón camarada, que fui yo mismo quien tuvo el honor de fusilar al último...
    - Entonces ¿a qué viene esa cara tan larga?
    - Pues a que todavía hay mucha gente que vive mejor que yo, no trabaja y encima hace lo que le viene en gana.
    - ¿No te referirás a la NO-MEN-CLA-TU-RA? ¿A los generosos hombres que pusieron su vida al servicio de la revolución proletaria? ¿A todos aquellos que aceptaron con altruismo embadurnarse en sangre inocente para llevaros al paraíso marxista?
    - Precisamente.
    - Oye, ¿No me habrás salido contrarrevolucionario? ¿Sabes cómo se trata aquí a los contrarrevolucionarios?
    - No.
    - Pues mucho peor que a los burgueses. Así que procura cambiar de pensamiento si no quieres acabar como ellos, o peor.
    - Entendido camarada. ¡Viva la revolución proletaria!¡Viva la nomenclatura!
    - ¡Viva! Y ya está bien de cháchara que tienes mucho curro por delante y yo estoy citado con una ebúrnea proletaria que me quiere agradecer personalmente mi altruismo revolucionario.
    - Porca miseria..
    - ¿Qué has dicho?
    - Nada camarada. ¡Que te vaya bien!
    - Chao proleta.
    - Chao camarada.

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