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¿Qué es la conciencia?

De todas las facultades que poseemos, la conciencia y la autoconciencia es, sin duda, la más valiosa, aunque también la más difícil de definir y comprender.

¿Quién tendría interés en vivir sin conciencia de sí mismo, convertido en una especie de robot sin alma? En tal caso, la existencia perdería todo su sentido y la vida no merecería ser vivida.
Por otro lado, cuando caemos en un sufrimiento insoportable, desearíamos desconectar nuestra conciencia transitoriamente, sumergiéndonos en un profundo sueño o definitivamente, con la muerte, si no atisbamos una posible redención en el futuro.
Así que, sea lo que sea la conciencia, es a un tiempo, el origen y la razón de ser de nuestra existencia humana.
En esta tertulia trataremos de profundizar, hasta donde nos sea posible, en su esquiva naturaleza.
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Yack

El conciencia humana es, probablemente, el enigma más difícil de resolver con el que se ha enfrentado el pensamiento humano. Y ello se debe a que la conciencia representa al observador mismo, a la última instancia en la que acaba todo conocimiento o especulación. Podríamos representarla como un misterioso observador repantigando en la última butaca de la sala donde se proyecta la película de la Realidad.
Trataremos, pues, de avanzar unos pasos en la oscuridad de la sala, y alumbrar fugazmente, con la linterna de la especulación, a ese extraña entidad que llamamos conciencia, a un tiempo tan cercana a nuestras emociones y tan alejada de nuestra comprensión.
La primera idea que pondremos sobre la mesa es que tal vez la razón por la que no podemos comprender la naturaleza de nuestra propia consciencia haya que buscarla en el hecho de que no está diseñada para observarse a sí misma, y por lo tanto, todo lo observado ha de ser interpretado por la propia conciencia. Una consecuencia que se deriva de la imposibilidad de observar nuestra propia conciencia, es que nos resulta imposible asegurar que nuestros pensamientos no forman parte de un sueño o forman parte de un programa de ordenador, dado que no podemos separarnos de la conciencia y observarla desde afuera. Un ejemplo de esta situación lo constituye la imposibilidad de ver los propios ojos, si no es con la ayuda de un espejo. Ni que decir tiene que en el caso de la conciencia, no existe un espejo donde podamos examinarla.
Pero para seguir avanzando hacia nuestro objetivo, utilizaremos el experimento mental de la conservación de la identidad en la teletransportación:  Supongamos que se ha inventado una máquina de teletransportación capaz de hacernos viajar a la velocidad de la luz de un lugar a otro. La pregunta que habrá que contestar es si en el viaje se conserva la identidad del viajero.
El funcionamiento del sistema de teletransportación es conceptualmente simple:
En la estación de partida existe un escaner 3D que puede escanearnos de arriba abajo, y extraer la información digital de la posición y naturaleza de cada uno de nuestros átomos.
En la siguiente fase, la información digital es convertida en ondas de radio y transmitida a la estación de llegada.
En la estación de llegada disponen de una especie de impresora 3D que puede imprimir, átomo a átomo, una réplica exacta de nuestro cuerpo.
En la tercera fase, después de confirmar que la recomposición ha sido perfecta en la estación de llegada, se dará el OK para destruir nuestro cuerpo original, que quedó en la estación de salida como backup de seguridad. Para evitarle al viajero original el mal trago de pasar por una ejecución, podríamos suponer que lo mantenemos en suspensión temporal con bloqueo de la conciencia
Bien, hasta aquí una descripción del sistema que nos servirá de base para especular. Supongamos que la empresa propietaria del revolucionario método de viaje instantáneo nos pide un informe documentado que demuestre que el viajero no sufrirá daño ni menoscabo alguno en su identidad. Se trataría de acallar las maledicencias de aquellos que afirman que el nuevo sistema de teletransportación mata al viajero que paga el viaje en origen y la copia que se recompone en destino no tiene más vinculación con su original que el que puedan tener dos hermanos gemelos.
En otras palabras, la pregunta que trataremos de contestar es: ¿Moriremos en la cabina del teletransportador y nacerá a la vida otro ser diferente, aunque igual que nosotros, o seremos nosotros mismos los que realmente hagamos el viaje?
Esta es una pregunta muy relevante para la agencia de viajes y para sus potenciales clientes. Dependiendo de la respuesta, la empresa se arruinará o se convertirá en un gran negocio.
Nos encontramos pues ante uno de esos experimentos mentales que nos conduce directamente al núcleo del gran misterio de la conciencia.
De entrada avanzaremos que nuestro informe será positivo, en el sentido de asegurar que la teletransportación es una forma tan válida como viajar en tren, en automóvil, en avión o andando. Veamos ahora la argumentación:
Hagamos uso de la imaginación y visualicemos el tiempo como una sucesión de instantes estáticos, como los fotogramas de una película.
Dentro de cada fotograma tendremos un instante estático del viajero, incomunicado del siguiente fotograma (futuro) y del anterior fotograma (pasado) dado que la información no fluye hacia el pasado ni hacia el futuro. Pero, ¿qué queremos decir cuando afirmamos que la información no fluye hacia el pasado ni el futuro?
Analicemos la siguiente cadena de acontecimientos que suceden en los instantes (t), (t+1), (t+2)...
(t) Estamos en la parada del autobús, absortos en nuestros pensamientos.
(t+1) Observamos que un camión se nos viene encima y no hay tiempo de evitarlo.
(t+2) Morimos aplastados y perdemos la conciencia para siempre.
Cuando se ha dicho que la información no fluye hacia el pasado ni hacia el futuro, hemos querido señalar que nuestro Yo en (t+1) no puede avisar a nuestro Yo pasado (t) para que se aparte antes de que sea demasiado tarde. Y tampoco nuestro Yo pasado (t) sentirá dolor o miedo cuando se produzca el mortal accidente en (t+2).
Pero, se podría objetar, la información sí fluye del pasado hacia el futuro. Mi Yo en (t+1) sabe (o supone) que sufrirá un accidente en (t+2) y por eso le pasa esa información de alerta a (t+2) para que se aparte y evite el accidente.
Sí, es cierto que la información fluye hacia el futuro, pero no directamente entre (t+1) y (t+2), sino codificada en la memoria del sujeto. De hecho, tal vez en (t-1) podría haber observado el camión acercándose, pero casualmente estaba mirando en otra dirección. Mi sistema perceptivo no captó la información y por tanto no la codificó en la memoria y por eso no pudo pasarla a mi Yo en (t). Conocemos el pasado sólo en la medida en que está codificado en nuestra memoria presente. Nuestra conciencia sólo puede observar el presente, aunque puede "recordar" el pasado observando los datos que están almacenados en la memoria o imaginar el futuro observando lo que la imaginación ha concebido.
En realidad, nuestra mente sólo es un sistema de supervivencia guiado por el instinto de conservación. Sentimos dolor en (t) cuando nuestra imaginación, basándose en nuestra memoria, prevé que vamos a sufrir daño en (t+n). La función de ese dolor anticipado es obligarnos a cambiar la cadena de sucesos para que en (t+n) nos hayamos situado en una posición ventajosa y no experimentemos el daño que nuestra imaginación ha anticipado.
Si en (t) no nos preocupara lo que puede ocurrirnos en (t+n) no sobreviviríamos. Cuando un individuo en el instante (t) previese que se le viene encima un tren, podría pensar que a él no le va a alcanzar, sino a su Yo en (t+n) y dado que el dolor no fluye hacia el pasado, el está a salvo de ese dolor. Sin embargo el mecanismo de supervivencia bloquea ese razonamiento generando dolor anticipado en (t) para mover a la acción y preservar nuestra versión futura (t+n).
El instinto de supervivencia nos obliga a ser solidarios con nuestros Yos futuros, y tanto más solidarios cuanto más próximos están en el futuro.
Este altruismo forzado está sostenido en la capacidad de la mente para volver dolorosa, en el presente, la creencia de que tu Yo futuro (t+n) sufrirá una experiencia dolorosa o la muerte, aun cuando la suposición fuese errónea y el accidente no llegara a producirse nunca. Por ejemplo, si un médico, por error, informa a su paciente de que sólo le quedan dos semanas de vida, éste comenzará a sufrir desde ese mismo instante, y para aliviar ese sufrimiento sólo le queda la vía de buscar la forma de evitar que muera su Yo de las próximas dos semanas.
Desde esta perspectiva, regresemos al problema de la teletransportación y centremos nuestra atención en el último fotograma consciente antes de la desintegración (t) y en el primero consciente de la reintegración (t+10). Entra ambos han transcurrido diez minutos.
Supongamos ahora que podemos desplazarnos en el tiempo y dialogar con los diferentes fotogramas que configuran la cadena temporal de acontecimientos.
Si preguntamos al viajero del fotograma (t), nos dirá que se dispone a iniciar su viaje y que recuerda toda su vida anterior hasta el momento de entrar en el desintegrador y que al no haber experimentado ninguna sensación incomoda, estaría dispuesto a repetir el viaje, al menos en lo que se refiere a los prolegómenos hasta ese instante.
En buena lógica, al viajero en (t) no debería preocuparle si en el instante (t+1) el teletransportador generase o no una réplica de él mismo, puesto que su estado actual en (t) no va a cambiar ocurra lo que ocurra, puesto que lo que tenga lugar en su futuro (t+n) no puede afectarle en (t).
Sin embargo, y este es el punto crucial, sí le afecta emocionalmente en (t) la creencia de lo que ocurrirá en (t+1), (t+2)... Por ejemplo, si su Yo en (t) cree que la máquina fallará y su Yo no sobrevivirá en (t+n) estará preso de la angustia en el instante (t), pero si está convencido de que todo irá según lo deseado, se sentirá cómodo e ilusionado.
Resulta incuestionable que cada instante de la existencia de nuestro viajero es estático y autosuficiente a nivel de conciencia y el futuro siempre es una suposición que el viajero en (t) nunca podrá confirmar, porque está atrapado en un instante. La sensación de continuidad temporal que experimentamos y la preocupación por lo que nos ocurrirá en el futuro es sólo la manifestación del mecanismo de supervivencia. Este mecanismo se encarga de que nos preocupemos por asegurar la existencia de nuestros fotogramas futuros, aunque nunca tendremos acceso a ellos, si bien la conciencia nos proporciona una sensación subjetiva de unidad responsable, partiendo de una discontinuidad real e irresponsable.
A todos los efectos prácticos, vivimos multitud de vidas infinitesimales y desconectadas entre sí, que sin embargo percibimos como una única vida continua.
Esta discontinuidad esencial, y la forma en que la gestionamos, se ve con mayor claridad cuando nos dejamos arrastrar, sin temor, a la pérdida de conciencia durante las horas que dura un sueño. Si no nos produce terror la idea de desvanecernos en la nada, que es el equivalente de morir, se debe a que nuestra experiencia (memoria) nos asegura que siempre que nos hemos dormido, hemos despertado y reanudado la vida normalmente.
En un sueño el individuo pierde la conciencia en (t) y en (t+n) renace un nuevo individuo que recuerda ser el mismo que se durmió en el instante (t). Pero, supongamos que durante el sueño, han hecho una copia idéntica y han incinerado al original. En tal caso ¿serían las cosas distintas para el individuo que se durmió? Obviamente no. Por un lado el individuo en (t) cuando entró en la inconsciencia, no puede saber lo que ha ocurrido en el instante de la incineración y por tanto es ajeno a su futuro. Tampoco al individuo que renace en (t+n) le importa si es una copia o el original porque la experiencia es la misma en ambos casos.
Nuestro sistema de supervivencia se basa en que en (t) disponemos de una suposición sobre (t+1) que nos preocupa hasta el punto de vernos obligados a trabajar en favor de (t+1), incluso en contra de nuestros intereses en (t), en una especie de altruismo futurista obligatorio. Como ejemplo, consideremos la situación en la que hacemos dieta para que nuestro Yo futuro se beneficie de nuestro sufrimiento presente.
Volviendo al tema de la teletransportación, si mi Yo en (t) puede deducir, con la ayuda de la memoria, la suposición de que el Yo en (t+1) no sufrirá daño, se someterá al viaje. Pero en un sentido profundo y existencial, los diferentes (t-n), (t) y (t+n), al estar confinados en un instante hermético, no deberían preocuparse por nada pasado ni futuro. Si lo hacen es porque existe un mecanismo de supervivencia que se encarga de esa función, es decir, de convencer al Yo en (t) que debe sacrificarse por el Yo en (t+n) y lo hace por el sencillo y efectivo procedimiento de producirle dolor y sufrimiento (angustia y miedo) en (t). Los individuos muy valientes carecen de este mecanismo y como consecuencia viven muy poco, aunque 0ueden ser útil a una comunidad de cobardes previsores.
En la película El truco final (de Nolan) se plantea dramáticamente esta situación. El protagonista puede duplicarse mediante una máquina. Una copia aparece en el escenario por arte de magia, la otra cae a un tanque de agua hermético donde se ahoga inexorablemente.
Cada vez que aprieta el botón, se pregunta si esta vez caerá en el tanque o en el escenario.
En realidad, siempre caerá en el escenario porque la otra copia morirá y con ella su recuerdo de una muerte espantosa. Si la copia condenada consiguiera salvarse, nunca más repetiría el ejercicio porque su memoria le dice que su Yo en (t+1) corre peligro. En cambio la copia que aparece en el escenario contiene la experiencia de que (t+1) no sufre daño y por eso repetirá una y otra vez el ejercicio, como lo haría el viajero teletransportado.
En resumen, dada la naturaleza secuencial y hermética de la conciencia, el viaje por teletransportación es viable y no supone ningún menoscabo para el viajero, puesto que la existencia de los seres conscientes es una especie de teletransportación permanente hacia el futuro en el que nos volvemos a materializar infinidad de veces.
 

18 comentarios:

  1. En mi blog tengo una breve reflexión sobre mi opinión al respecto. "La conciencia es el espectador de tu historia a la que asistes sin intervenir en el desenlace. Solo queda recordar y, esperar………
    Puedes, no obstante, disfrutar con tu aventura, y cohesionar la colección de recuerdos que forman tu trayectoria vital reconstruyendo tu biografía para hacerla más soportable.
    Cada uno es, en esencia, el relato cronológico que ha sido capaz de elaborar sobre uno mismo y las circunstancias que le ha tocado vivir. Pretendemos conocer los detalles que nos han hecho llegar hasta aquí. En eso consiste la memoria, y sin esa vinculación con el pasado estamos perdidos."

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  2. Puede ser una buena definición de la conciencia. No obstante habría que aclarar muchos puntos sobre ella porque, al menos para mí, es el mayor misterio con el que nos enfrentamos.

    Dado que es el ojo a través del cual percibimos la realidad, tenemos que creer ciegamente en lo que nos cuenta, sin opción de comprobarlo.

    Por eso no sabemos, ni podremos saber, si es un ojo o el objetivo de un proyector que genera nuestras experiencias, tal vez controlado desde otro nivel, desde otra simulación de mayor rango.

    Saludos.

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  3. No me acuerdo donde vi, leí o escuche que: la conciencia es una sensación ("soy consciente"), que además dirige la atención. (Que uno elija a que poner atención)



    Muchas veces se habla de: "la conciencia del yo", "la conciencia del bien", "el ser consciente de la vida", "el ser consciente del dolor de otra persona", etc. Pero me doy cuenta que lo que dicen de la conciencia tiene muchas máscaras. Al final parece ser que es un atributo "supuestamente humano" que nos identifica del resto de la sociedad. Puede que sea algo así como la identidad de uno.

    Pareciera que fuera el "supuesto libre albedrío". Pero se sabe que eso no es muy cierto.

    Saludos

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  4. Tienes razón en que hay muchas definiciones de la conciencia y muchos aspectos diferentes. Tal vez se deba a que está presente en todo aquello que es relevante para nosotros.

    Yo diría que la conciencia es el puente de mando de esa gran máquina que es nuestro cerebro. Ahí se toman todas las decisiones importantes y los acuerdos definitivos. Se imparten las ordenes para actuar sobre el mundo real. En ella se experimentan las emociones junto con el sufrimiento y el placer asociados a ellas. La conciencia lleva un registro indexado de todo lo que acontece en el mundo real y dentro de nosotros mismos, para que podemos acceder a esos datos siempre que lo necesitemos. En la conciencia podemos recrear el pasado, y también el futuro, imaginar lo que ocurrirá y lo que no ocurrió, visualizar nuestros deseos y nuestros temores.

    Parece lógico y necesario que exista esta instancia superior, esa sala de control que decida en última instancia y que soporte todas esas funciones portentosas, pero sigue sin aclararse una última cuestión de naturaleza filosófica: ¿por qué "sentimos" todo eso? y lo más importante ¿qué órgano o dispositivo puede "sentir" todo eso y recrear la sensación subjetiva de que aquello nos está ocurriendo precisamente a nosotros?

    Un tema tan interesante como difícil.

    Saludos.

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  5. la consiensia es y sera siempre un misterio.
    la verdad que todo eate tema me toco mucho yo de chico siempre pensaba en estas cosas sin saber que se tratara de la conciencia. dormido me preguntaba si realmente no estaba soñando. despierto y si todo es un sueño. las desmas persobas tienen conciencia? yo se que si tengo porque es mi centro como bien decian hablemos del sentido de la vista: sabemos que tenemos ojos por nuestro sentido del tacto o bien de vernos en un espejo... bien ahora solamente tenemos el sentido de la vista pero no podemos ver reflejos seriamos solo una conciencia con ojos, con el poder de ver... la conciencia la creamos nosotros no existe o si bien existe es el motor de nuestros sentidos un clon de uno podria tener nuestros recuerdos pero nunca nuestra conciencia, cuando dormimos reducimos la capasidad de analuzar lo que ocurre con nuestra conciencia pero esta no desaparece. al morir nuestro cuerpo ¿la conciencia desaparece o seriamos solo conciencia?

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  6. Hola Pablo, muchas y profundas son las cuestiones que planteas y tal vez nunca encontremos respuestas claras para ellas. Pienso que la conciencia está al otro lado de una frontera que ni la ciencia puede traspasar.

    Podríamos imaginar zombis indistinguibles de hombres con conciencia, pero su existencia carecería del sentido que tiene la nuestra.

    ¿De qué sirve la mejor película proyectada sobre la pantalla de una sala de cine, si nadie puede verla? La conciencia es el espectador permanente de ese espectáculo que llamamos realidad.

    Y eso me lleva a pensar que tal vez sea la conciencia la que explica al universo y no al contrario, de la misma forma que es el espectador el que explica y da sentido al espectáculo que transcurre en el escenario.

    Pero esta interpretación no es ciencia, lo que no significa que no pueda ser cierta. La ciencia parte del axioma de que somos observadores contingentes en una realidad consistente con existencia propia e independiente.

    Para explorar otras posibilidades contamos con la filosofía y creo que el fenómeno conciencia necesita recurrir a este otro ámbito del pensamiento humano.

    Saludos cordiales.

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  7. Juan Bautista0:47

    Estimados, sin duda la conciencia es un gran misterio. Me parece que es un fenómeno simple,unitario y totalizador; muy difícil de definir por que es una cualdad primaria. Sin embargo me parece que podemos vizualizar 3 tipos de manifestaciones potencialmente siempre presentes: contemplación, reflexión y libertad. La libertad es nuestra capacidad de dirigir nuestra atención (contemplación) hacia las materias sobre las cuales queremos meditar, lo que nos permite razonar e intentar actuar posteriormente con libertad física, cuando nuestro razonamiento nos ha llevado a la decisión de hacerlo. Si bien la memoria es una capacidad importante para el ejercicio de la conciencia, no es lo que lo diferencia de los animales, quienes también tienen memoria: capacidad de los seres vivos que ha permitido su creciente riqueza de reacciones instintivas y el importante perfeccionamiento evolutivo de las especies. El hombre puede modificar su tendencia a actuar instintivamente y puede modificar su entorno, introduciendo nuevas causas distintas al determinismo del resto de la naturaleza. Saludos a todos

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  8. Interesante reflexión.

    También creo que la conciencia es, quizás, el mayor misterio con el que nos enfrentamos, sobre todo porque no podemos estudiarlo ni analizarlo fuera de nosotros mismos y además está en el origen de la percepción de todos los fenómenos mentales y físicos y por eso no se deja analizar, dado que es el analizador universal a través del cual tenemos conocimiento de todo.

    Respecto a los tres niveles que mencionas, estoy de acuerdo con los dos primeros, pero tengo mis dudas sobre la libertad.

    Tal vez la libertad sólo sea una sensación generada por el hecho de que no tenemos acceso (conciencia) a los mecanismos que toman las decisiones dentro de nuestra mente y cuando estos nos presentan la decisión final, nos parece que ha sido generada por nuestra conciencia.

    Notamos la ausencia de libertad cuando conocemos el origen de la circunstancia que nos obliga a actuar de manera contraria a nuestros deseos, pero no cuando la decisión procede del interior de nuestra mente.

    Por otro lado, ¿tendría sentido tener libertad para tomar decisiones absurdas?

    La única alternativa coherente es tomar la mejor decisión en cada caso y para calcularla tenemos el cerebro.

    La auténtica libertad consistiría en desobedecer esas resoluciones, pero eso sólo nos llevaría al desastre.

    Saludos cordiales.

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  9. Juan Bautista22:51

    La libertad es sin duda un tema apasionante.

    ¿Puede existir moral sin libertad?
    ¿Qué es el bien y el mal?
    ¿Es posible la creatividad del hombre sin libertad?

    Yo puedo tomar una decisión que me afecte físicamente en forma negativa porqué creo que hago el bien; por ejemplo dar la vida por otras personas. ¿Acaso esta decisión sería absurda?¿Para quién?

    La libertad, en mi opinión, es la capacidad que tenemos (y que empleamos mediante nuestra voluntad) de enfocar, de dirigir nuestra conciencia, de dirigir nuestra atención, hacia las materias que deseamos contemplar y conocer.

    No es posible reflexionar sin libertad. La posibilidad de "modelación" del pasado y futuro significa de hecho libertad.

    La auténtica libertad no consiste en desobedecer las conclusiones de mi reflexión, eso me parece absurdo. De qué me sirve la reflexión si al final desconozco su producto. La libertad es anterior, es la que me permite reflexionar. Sin libertad no hay reflexión.

    Cuando señalas que "La única alternativa coherente es tomar la mejor decisión en cada caso y para calcularla tenemos el cerebro", no te estás refiriendo a una persona, sino a una máquina, y tenemos claro que una máquina no tiene conciencia.

    El hombre sí la tiene y por ello puede crear causas nuevas y generar nuevas alternativas, ninguna de las cuales objetivamente pueden considerarse absurdas ¿Dar la vida por otra persona es un acto absurdo?¿No darla es absurdo?¿Hay decisiones absurdas?¿Absurdas para quién?

    No somos máquinas. Nosotros podemos reflexionar, tenemos libertad y voluntad para crear nuevas causas y nuevas alternativas. Ese es el más grande misterio y un gran regalo.

    Saludos

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  10. Cuando hablamos de libertad hay que considerar dos tipos de libertad: la libertad práctica o capacidad de descubrir muchas opciones alternativas (grados de libertad) y la libertad ontológica o capacidad para elegir cualquier opción, sea mala o buena.

    Gracias a su inteligencia superior, el ser humano tiene más grados de libertad que el resto de animales porque puede ver más opciones que ellos y eso nos permite afirmar que tenemos más libertad que los demás animales.

    Consecuentemente, cuanto mayor sea el dominio que tenemos sobre un determinado entorno, mayor libertad tendremos en ese campo especifico. Un buen jugador ve más jugadas que otro con menos experiencia o talento.

    Respecto a la libertad ontológica, no creo que exista porque si fuésemos capaces de elegir la opción menos buena, dispondríamos de una facultad nociva para nuestra supervivencia y por eso sería absurdo tenerla y de ahí que no la tengamos.

    Por otro lado ¿cuál es la mejor opción? La mejor opción es aquella que determina nuestra mente, que es una “máquina” diseñada para calcular la mejor opción. Y decidir cuál es la mejor opción no es algo que dependa de nuestra voluntad, sino de un cálculo neuronal.

    Un programa de ajedrez actúa como si fuese libre para tomar decisiones, hasta el punto de que es indistinguible de un ser humano en el entorno del ajedrez.

    Puede, por ejemplo, sacrificar piezas y a un jugador inexperto le puede parecer que sus “decisiones” no están determinadas por la mejor jugada posible, pero desde la óptica del programa, esa es la mejor jugada posible a largo plazo.

    Naturalmente puede equivocarse, pero hablamos siempre de la mejor jugada que el agente que decide puede encontrar en ese momento, desde su experiencia y habilidad.

    Yo puedo dar la vida por una persona sólo si mi cerebro determina que es la mejor jugada, ya sea porque es mi hijo y contiene mis genes (los animales también lo hacen), ya sea porque mis genes son anormalmente altruistas (las hormigas mueren por defender a su reina, que es la que puede transmitir sus genes) o tal vez porque me siento presionado por los intereses de mi comunidad (estoy en una guerra y quiero aparecer como un héroe dando mi vida para acabar con un nido de ametralladoras formado también por humanos).

    Mi opinión, en resumen, es que todo agente no determinista, dispone de un sistema para evaluar la mejor jugada posible y la conciencia sólo “visualiza” la decisión final y, eventualmente puede también visualizar el proceso de la toma de decisión que, según qué casos, puede llevar mucho tiempo.

    Pero una vez decidida la mejor jugada, la conciencia no tiene opción para rechazarla, porque ¿qué utilidad tendría?

    Dispongo de un cerebro que consume el 20% de la energía de mi cuerpo y cuando emite un veredicto lo ignoro. ¿En base a qué? ¿Utilizó el azar para decidir?

    No me parece coherente, ni posible. La libertad ontológica sólo es la sensación de ser libres, es decir, la sensación que sentimos cuando no nos vemos obligados por otro agente o por las circunstancias exteriores a seguir una conducta que no deseamos.

    Saludos.

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  11. Juan Bautista23:25

    Una libertad ontológica, como capacidad para elegir cualquier opción, sea mala o buena, es difícil de entender. Concuerdo contigo que esa definición de libertad no la tenemos; más aún creo que es una encrucijada sólo dialéctica, no es verdadera libertad, por lo que no tiene sentido gastar tiempo en su análisis. Es inutil decir que la conciencia por medio de su contemplación y reflexión toma una decisión que, acto seguido, sin ningún motivo, la rechaza. Esto en sí es falso, estamos violando uno de los principales principios filosóficos, el de la no contradicción. Aquí lo que falló es la definición ontológica de libertad.

    La potencialidad de conciencia del hombre que ante cada situación le permite elegir cuál decisión tomar, es la que plantea de golpe el problema de su responsabilidad ante sus propias decisiones por los efectos que ellas producen en sí mismo, en otros hombres y en el resto de la naturaleza; fenómeno, este, inexistente en los demás animales. Es decir, esta potencialidad de conciencia le plantea al hombre de inmediato el problema del bien y del mal, materia que requiere mucho mayor análisis para abordarlo en este blog. Está demás decir que esta potencialidad tampoco es posible que la pueda adquirir una máquina fabricada por el hombre. Estas son eficientes (rápidas) para lograr ciertos objetivos matemáticos, pero será imposible que tengan conciencia, y por ende libertad, como el hombre.

    Desde esta perspectiva, el ejemplo que pones es perfectamente asimilable a una máquina, donde efectivamente no está en juego la voluntad; no existe un problema moral. Sólo se trata de los movimientos posibles (estadísticos) de los componentes del juego, con el único objetivo de ganar. El hombre podrá hacer modelamientos de muchas cosas (a través de los números y las matemáticas), pero nunca podrá modelar en forma exitosa la solución de los problemas morales que tenemos y que influyen en gran parte de nuestras decisiones.

    Las cosas ya no son blancas o negras, como en el ajedrez. La mejor decisión no sólo es mucho más difusa, sino también en muchos casos requiere de toda nuestra voluntad ya que va en dirección contraria a nuestros propios instintos.

    Saludos,

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  12. Cualquier agente pensante tiene en cuenta las consecuencias de sus decisiones, incluido una mosca y un programa de ajedrez. Lo que ocurre es que el hombre es el que posee una horizonte de cálculo más extenso, pero sólo es una cuestión de grado. Pensar es, en resumen, imaginar el futuro para poderlo cambiar en la dirección que deseamos.

    La ética y la moral son sólo extensiones típicamente humanas del área en la que se producen efectos relevantes para el agente que decide. Somos animales sociales y la moral y la ética sólo son modelos sobre las interacciones sociales complejas con nuestros semejantes que también se dan, aunque en menor medida en los primates y en casi todos los animales.

    Es posible que yo decida dejarme ganar en una partida de ajedrez si pienso que así conseguiré algo positivo de mi oponente y aquí el juego del ajedrez se extiende a otro ámbito, hasta el punto de que perder puede significar ganar desde la óptica del jugador.

    Puedes dejarte ganar por tu hijo para estimularlo a que practique y aprenda un juego que a ti te parece que puede resultarle útil.

    Si un agente libre tiene ante sí 10 opciones, el proceso siempre será el mismo: evaluar una por una las 10 opciones, calcular cual es la mejor para sus intereses globales y elegir esa.

    Todos estos procesos son deterministas y por lo tanto no existe ni sería bueno que existiese libertad en ninguno de ellos. Otra cosa es que para un agente externo, puede parecer que no se ha elegido la mejor opción.

    Por ejemplo, si un agente libre elige entre varios alimentos, uno que no es su preferido, puede deberse a que está siguiendo un régimen y ese factor oculto desvirtúa (para un agente externo) la inevitabilidad de elegir la mejor opción.

    Por otra parte, durante el proceso de toma de decisiones, como le ocurre a un programa de ajedrez, podemos cambiar de opinión, en razón al tiempo de cálculo. Decidimos que la mejor opción es B pero segundos después recordamos un factor que no habíamos tenido en cuenta o imaginamos un problema que no habíamos considerado, y así sucesivamente hasta que nos vemos obligados a tomar una decisión.

    Este proceso es percibido por la conciencia como libertad en cuanto que salta de una opinión a otra y, en apariencia, tiene abiertas todas las opciones, pero eso solo es debilidad computacional que se traduce en la prolongación del tiempo de decisión en espera de recabar más información interna o externa que le permita alcanzar una mejor decisión. El titubeo se suele dar en decisiones importantes con opciones alternativas muy igualadas.

    Los instintos, los sentimientos, la experiencia, la intuición, etc. sólo son instancias de conocimiento (genético, aprendido, lógico, etc.) que compiten entre sí para consensuar la mejor solución posible desde diversos grupos de intereses, incluidos los de la especie.

    Pero todo el sistema está diseñado, en definitiva, para tomar la mejor decisión posible, aun a sabiendas de que puede equivocarse. Y el único criterio posible es dejar que las neuronas encuentren la mejor solución, se la comuniquen a la conciencia y se ejecute o tal vez se ejecute antes de que se comunique a la conciencia como ha quedado de manifiesto en algunos experimentos neurológicos. La conciencia sólo sería un notario de la actividad mental que iría anotando en la memoria las decisiones y algunos procesos relevantes para después recuperarlas cuando se produzcan situaciones similares.

    Saludos.

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  13. Juan Bautista18:41

    Estimafo Yack es un verdadero placer tener esta oportunidad de intercambio de opiniones contigo. No siempre tenemos o nos hacemos el tiempo para "pensar" y "reflexionar".

    En mi opinión ni la mosca ni el programa de ajedréz son agentes pensantes. Tampoco tienen capacidad para considerar las consecuencia de sus decisiones (toman decisiones?) Ellos solamente responden en forma automática y/o instintiva a los requerimientos producidos por el medio. El único ser que, hasta ahora, sabemos que piensa, reflexiona y tiene conciencia de sí mismo es el hombre.

    Para ejemplarizar, todo el funcionamiento de nuestros órganos internos, el de nuestro corazón, del sistema digestivo, etc., no es conciente; y sin embargo cada uno de estos organismos reacciona "inteligentemente" para cumplir adecuadamente sus funciones. Lo mismo le sucede a los animales, plantas y al resto de la naturaleza. Esta "inteligencia" o "racionalidad" de la naturaleza es lo que nos maravilla y nos hace pensar que existe una dirección, una intencionalidad o un diseño como dices tu (existencia de Dios?)

    Pero no constituyen actos libres. Ni en el caso del corazón, ni de la mosca, ni del gorila. Sólo el hombre, cuyos actos de libertad que crean nuevas causas, adicionales al determinismo de la naturaleza, ha podido modificar su entorno y desarrollar las increibles construcciones que hoy nos tienen maravillados. Ni la mosca, ni el gorila, ni ningún otro ser vivo que conozcamos, ha podido salir del determinismo de la naturaleza. Hacen lo que vienen haciendo por millones de años. Incluso muchos de los animales tienen una historia varias veces más larga que el hombre y siguen haciendo lo mismo, lo determinista, lo automático; y no existe nada que nos lleve a pensar que esto cambiará.

    El hecho que podamos tomar decisiones distintas al determinismo de la naturaleza es lo que nos hace libres. El tomar la mejor decisión es en primer término un acto libre, por que podemos escoger creando nuevas causas, y en segundo término un acto racional, porque buscamos la mejor decisión. No tiene sentido que a la racionalidad conciente, atributo que sólo tiene el hombre, la etiquetemos como determinista. Insisto, es una encrucijada sólo dialéctica. El determinismo se da en el resto de los seres vivos, que no eligen, no toman decisiones concientes; sólo actúan instintivamente frente al determinismo de la naturaleza.

    Saludos

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  14. Juan, para mí también es un placer discutir sobre estas cuestiones. Paso a responder a tus planteamientos:

    La inteligencia es, para mí, la capacidad de cambiar el futuro basándose en la memoria para conseguir el objetivo de sobrevivir y prosperar.

    Todos los seres vivos tienen cierto grado de inteligencia, aunque el ser humano es el que se lleva el premio gordo, aunque eso no significa que los demás animales no tengan inteligencia.

    El nivel de inteligencia varia a través de las especies y también a lo largo del desarrollo de los individuos.

    Así un bebé dispone de menos inteligencia funcional que un insecto, aunque a medida que crece supera a todas las demás especies.

    Así que sólo se puede afirmar que el hombre es la única especie que piensa, si establecemos el nivel de pensamiento humano como la frontera definitoria y eso es claramente una arbitrariedad.

    En cuanto a la conciencia, sabemos que algunos animales pueden disfrutar de cierto nivel de conciencia, aunque una vez más, están lejos de la nuestra, que sólo se desarrolla plenamente en la edad adulta.

    Nuestro cerebro funciona bajo los mismos principios que el resto de los animales, aunque es muy superior en rendimiento, lo que se justifica simplemente por su tamaño en relación con el de los demás primates y también por las mejoras en el diseño de sus circuitos en la evolución del último millón de años que su vez se basan en una mayor cantidad de neuronas y sinapsis.

    Tal vez la diferencia entre los animales más primitivos y los más avanzados sea la capacidad de estos últimos de modelizar su propia actuación, es decir, de verse a sí mismos interactuando con la realidad y de poder archivar esos datos en su memoria.

    Esto les permite tomar decisiones más acertadas, pero todos los animales tienen cierta capacidad para predecir las consecuencias de sus acciones. Por ejemplo, una mosca que emprende el vuelo cuando detecta que una masa informe se acerca hacia ella, “prevé” que conservará su vida si huye.

    Un perro “prevé” que si destroza el jarrón de su dueño, recibirá una reprimenda y por eso puede ser “educado”.

    La gran ventaja del ser humano es que dispone de lenguaje y puede explicar a los demás sus planes y motivaciones para poder trazar planes más complejos en colaboración y tal vez de ese facultad puramente práctica haya emergido eso que llamamos conciencia, es decir, la capacidad de observarnos a nosotros mismos y ser capaces de explicar algunos de nuestros procesos mentales para compartirlos con los demás, como yo estoy haciendo ahora en relación con todos los potenciales lectores de este blog y contigo en particular.

    Lo que si tengo claro es que la esencia de nuestro pensamiento es la misma que la de un ratón, de la misma manera que lo es el funcionamiento básico de nuestros respectivos organismos.

    Es algo que deja claro el proceso evolutivo que se ha producido a saltos minúsculos desde las criaturas más simples a las más complejas y por eso no hay ninguna función, incluida la inteligencia, que suponga una ruptura esencial.


    Saludos.

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  15. Juan Bautista18:12

    La memoria es la capacidad de los diversos seres de la naturaleza de acumular información a través de los efectos permanentes que ha producido la acción del medio en sus organismos; efectos permanentes en su interioridad. Esta información NADA tiene que ver aún con el fenómeno de la conciencia; sólo significa un cambio permanente en algunas partes de la estructura interna de cada ser, lo que le permite enriquecer y hacer más eficaces sus reacciones debido a la experiencia vivida, ya que dichos cambios en la estructura pueden modificar algunas de las respuestas instintivas del organismo ante el medio. En efecto, cada nueva información, captada por las innumerables células y neuronas existentes, las cuales pueden aumentar el número de conexiones (sinapsis) con diversos órganos ante el evento acaecido(¿y eventualmente por nuevas neuronas que se hayan formado ante aquel evento?), es almacenada "ordenadamente" en el cerebro de los animales y por diversos otros modos en los demás seres, y es automáticamente (instintivamente) activada a partir de ese momento ante las diversas coyunturas relacionadas con el evento que les plantee posteriormente el medio exterior; todo esto en un proceso que aún no nos es enteramente conocido.

    Es esta "experiencia" acumulada, es este "aprendizaje" que modifica en alguna medida las respuestas anteriores del organismo a los requerimientos del medio, lo que permite la "racionalidad" (apreciada por nosotros) de las reacciones instintivas de todos los seres de la naturaleza. Y no sólo eso, sino que es esa capacidad de memoria, cuando parte de ella se ha transmitido a la descendencia de los distintos seres, lo que ha permitido o potenciado también la evolución de ellos hacia estados cada vez más complejos y perfeccionados; es decir, cada vez más eficientes. Sin esa capacidad de los seres de acumular ordenadamente información y de transmitir parte de ella a sus descendientes no habría sido posible, en mi opinión, la creciente riqueza en la REACCION INSTINTIVA de cada ser vivo ni el impresionante perfeccionamiento evolutivo de la especie.

    En definitiva la memoria, es decir la capacidad de guardar ordenadamente información y de utilizarla en el momento oportuno, es lo que ha permitido el permanente perfeccionamiento en la naturaleza. Por lo tanto, a mayor capacidad de acumular amplios tipos de información es mayor la posibilidad de eficacia de cada ser en su RESPUESTA INSTINTIVA a los requerimientos producidos por el medio. Y mientras mayor sea la capacidad de transmitir parte de esta informacfión adicional a su descendencia, mayor será la velocidad de evolución de la especie respectiva.

    Todos los seres vivos tenemos RESPUESTAS INSTINTIVAS (más simples o más complejas), que nos permiten subsistir y responder en forma más o menos eficiente, a los requerimientos del medio. Sin embargo estas respuestas instintivas son deterministas, automáticas.

    La conciencia en sí mismo del hombre es un SALTO CAULITATIVO, ya que aparece nuestra CAPACIDAD DE REFLEXIONAR, DE SER LIBRES (crear nuevas causas y modificar concientemente nuestro entorno).

    Lo expuesto es consistente y observable en la naturaleza. El resto de los seres vivientes sólo RESPONDE INSTINTIVAMENTE, con sistemas más o menos complejos. El hombre reflexiona y crea nuevas causas.

    Según estudios, el 98% del material genético nuclear de un gorila se superpone al humano ¿Es sólo ese 2% el que nos diferencia con el gorila y lo que le impide comunicarse con nosotros?¿O es más bien la brusca e inexplicable aparición en la naturaleza (el "salto") a una nueva cualidad distinta en su esencia: la conciencia en el hombre con sus potencialidades de libertad y reflexión la que nos diferencia de ellos?

    Saludos

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  16. Aunque estoy de acuerdo con lo que expones sobre la memoria, no acabo de ver qué aporta la inteligencia humana, para pasar del determinismo a la libertad.

    Tampoco entiendo qué significa “crea nuevas causas”.

    Si nos fuese posible, con la ayuda de una máquina del tiempo, hacer test de inteligencia a las sucesivas generaciones que hicieron posible el tránsito evolutivo desde el prehominido más remoto hasta el homo sapiens, según tú ¿dónde y cómo se produciría el cambio cualitativo? ¿dónde desaparece el determinismo y aparece la libertad? A nivel operativo, ¿en qué se diferencia un jugador de ajedrez determinista de otro libre?

    El movimiento se demuestra andando y la inteligencia actuando. Si juegas contra un contrincante anónimo no puedes saber si al otro lado hay un buen jugador de ajedrez humano o un programa determinista, lo que significa que la aparente libertad ontológica que se trasluce en el contrincante anónimo es tan falso como indistinguible de un comportamiento humano.

    El hombre posee habilidades intelectuales muy superiores a los animales más evolucionados, pero todas ellas son el producto de la potenciación y coordinación paso a paso de las de estos.

    Saludos.

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  17. Juan Bautista19:55

    Los actos instintivos de los seres vivos son una RESPUESTA automática a los requerimientos del medio, que puede ser enriquecida y mejorada por medio del proceso que te describí, para asegurar su subsistencia.

    Por ejemplo, un perro tira el jarrón del amo y éste le castiga. Esta experiencia quedará almacenada en su cerebro (quizás requiera más de una experiencia)de manera que esa información se activa automaticamente ante una coyuntura similar. En definitiva creo un comportamiento nuevo para enfrentar el requerimiento del medio. Creo una nueva RESPUESTA, pero sigue siendo una respuesta instintiva, automática.

    Crear nuevas causas es un proceso distinto. El hombre ya no sólo es capaz de "aprender" de los requerimientos del medio para tener una mejor respuesta, sino que adicionalmente MODIFICA su entorno, crea causas que antes no existían.

    La bomba atómica, por ejemplo, es una nueva causa creada por el hombre, que no existía antes en la naturaleza y que puede llegar incluso a destruirla.

    El hombre DESEO conocer la luna, invento y creo instrumentos que le permitieron estudiarla y conocerla. Esto no es consecuencia de una nueva respuesta instintiva a los requerimientos del medio. Es producto de su conciecia, de su reflexión, de su libertad por conecer, de generar nuevas causas, de crear. El hombre busca, quiere. Aunque no tiene alas quiere volar, y crea maquinas que vuelan, quiere correr más rápido que una gacela y crea otras máquinas que se lo permiten.

    El resto de los seres vivos no crean nuevas causas sólo responden instintivamente a los requerimientos de la naturaleza. Arrancan, atacan, se esconden, saltan, etc. etc. No tienen proactividad sino sólo reacción.

    Lo que hace el hombre, REFLEXIONAR, no lo hace ningún otro ser vivo que conozcamos. De otra forma veríamos en sus comportamientos cambios proactivos y no tenemos ninguna evidencia de que ello ocurra. Generarían, al igual que el hombre, nuevas causas, aúnque éstas fueran muy básicas o pequeñas. No existe ninguna evidencia empírica de que los animales reflexionen.

    La diferencia con la "inteligencia" del resto de los seres vivos NO ES como tu dices UN TEMA DE RENDIMIENTO; es una CUALIDAD NUEVA que el resto de los animales no tiene: CAPACIDAD DE REFLEXION.

    Si fuera sólo un tema de rendimiento, y los animales también reflexionaran, igual se observaría el producto de esa reflexión, por muy rudimentaria que fuera.

    Efectivamente el movimiento se demuestra andando y la inteligencia actuando: ¿qué ejemplo indiscutible existe dónde apreciemos en algún animal la capacidad de reflexión, por muy pequeña o básica que sea; no de reacción instintiva. NO LA HAY.

    El RENDIMIENTO de un programa puede ser muy superior al rendimiento del hombre, pero el programa sólo hará aquello para lo cual fue programado. ¿Podrá una máxina reflexionar para hacer algo distinto para lo que fue programada? NO.

    La REFLEXION con su componente de libertad, ESA ES LA DIFERENCIA. No es un tema de rendimiento ES UNA CUALIDAD DISTINTA EN SU ESENCIA.

    El hombre, con su capacidad de reflexión es creativo. El resto de los seres vivos son adaptativos, NO TIENEN LA CAPACIDAD DE REFLEXION PARA CREAR, SOLO SE ADECUAN, SE ADAPTAN, A LOS REQUERIMIENTOS DEL MEDIO. El hombre crea causas; el resto de los seres vivos crean respuestas instintivas.

    Es por lo anteriormente expuesto que la conciencia de sí mismo del hombre es la mayor maravilla y el más grande misterio.

    Saludos

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  18. Estoy de acuerdo en que la inteligencia del hombre es tan superior a la de los animales más inteligentes que establece una diferencia esencial, como la que hay, por ejemplo entre un insecto y un mono, pero la cuestión es si esa superioridad le concede un ápice de libertad ontológica, es decir, si puede elegir una opción que no sea la mejor y si la determinación de cuál es la mejor no es el resultado de un cálculo determinista. Todo lo que has dicho, no explica ni justifica la libertad humana.

    Por otra parte, explicar el comportamiento animal por simple automatismo, y negar cualquier tipo de reflexión a los animales es querer convertir una diferencia de grado, en un salto cualitativo, y en la naturaleza no existen saltos cualitativos sino pequeños cambios cuantitativos que a lo largo de millones de años nos parecen rupturistas. Pero basta con echarle un vistazo al registro fósil y tener en cuenta la teoría evolucionista para concluir que todo es sólo una cuestión de cambios acumulativos.

    Creo que tanto un animal como un programa de ajedrez “reflexiona” entendiendo “reflexionar” como dedicar un periodo de tiempo para considerar diferentes opciones, visualizar los resultados y consecuencias, comparar y valorar esos resultados y finalmente elegir la mejor. Lo que ocurre es que la inteligencia humana tiene una capacidad varios órdenes de magnitud mayor que la de los animales más inteligentes para considerar diferentes opciones, imaginar las consecuencias y elegir soluciones más complejas.

    Curiosamente, en el campo del ajedrez (y en otros muchos) una máquina puede ganar a la mente humana en su capacidad reflexiva y encontrar mejores soluciones para problemas específicos. Ya sabemos que la inteligencia de propósito general más completa al día de la fecha es la mente humana, pero eso no quiere decir que siga siéndolo siempre ni que eso sea un argumento válido para lo que estamos discutiendo. Si definimos la inteligencia, la reflexión y la libertad como “la puntuación cenital que puede conseguir una mente humana en esos terrenos y en todos los ámbitos” siempre nos daremos la razón a nosotros mismos, pero perderemos la oportunidad de comprender la esencia de esos fenómenos y de encontrar fórmulas para emularlos, desarrollarlos y perfeccionarlos.

    Y por último, pienso que los animales no se limitan a adaptarse al medio ambiente, sino que también adaptan el medio ambiente a ellos, fabricando nidos, hormigueros, termiteros, presas y un sinfín de “artefactos” que equivalen conceptualmente a la tecnología humana. Ahora bien, si definimos la tecnología como la capacidad para ir a la Luna, estaremos haciendo trampas para darnos a nosotros mismos la razón.

    Saludos.

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