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La verdad

Todos estamos de acuerdo en que existe la verdad y el error. La verdad nos suele conducir hacia el éxito y el error hacia el fracaso. Nuestra vida y nuestra historia es, en cierto aspecto, una búsqueda de la verdad, del conocimiento de la realidad como único camino de alcanzar el éxito.
En esta tertulia se tratará de dar respuesta, entre otras, a cuestiones tales como: ¿qué es la verdad?, ¿existe la verdad y, en tal caso, podemos alcanzarla los seres humanos? ¿cómo distinguir la verdad del error?

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Material de consulta


Yack:

Lo primero que constatamos es que el error nos conduce al fracaso y la verdad al éxito. Creemos que el puente que cruza una profunda garganta soportará nuestro peso. La diferencia entre estar en lo cierto o estar equivocado significará la vida.

Nuestro cerebro es el instrumento más avanzado que existe en este planeta para buscar la verdad e identificar el error, así que preguntémonos en primer lugar para qué nos dotó la evolución de esta prodigiosa herramienta.

La respuesta es la misma que si preguntásemos por cualquier órgano, sistema, capacidad o característica de nuestra anatomía: para ayudarnos a sobrevivir.

Así que, según esto, nuestra pasión por la verdad, el hecho de que la historia de nuestra especie y nuestra propia vida sea, en cierto sentido, una búsqueda de la verdad, debe responder más a un sentido eminentemente práctico (sobrevivir) que a un ansia mística de contemplar cara a cara la verdad absoluta, si es que existe.

Pero ¿qué es la verdad?

Durante la proyección de una película nos emocionamos participando de las desgracias y satisfacciones del protagonista. Pero lo que estamos viendo sólo son puntos de luz centelleando sobre una pantalla blanca y ni siquiera es cierta la historia que se nos cuenta. Sin embargo nuestro cerebro percibe esa danza de puntos luminosos como real y se emociona.

Cuando observamos un antílope perseguido por un guepardo, podemos prever cual será el desenlace de la persecución porque conocemos las leyes que gobiernan a cada uno de los contendientes.

¿Es real lo que vemos? Podemos equivocarnos en nuestras previsiones, pero, además hay un problema más profundo. La auténtica y única gran verdad es que todo el universo, incluido el guepardo, el antílope y nosotros mismos, no es más que un gran océano de partículas subatómicas interaccionando frenéticamente bajo el influjo de las fuerzas gravitatoria, electromagnética y nuclear fuerte y débil. Entonces, ¿no será lo que vemos con nuestros ojos un modelo creado por el cerebro a partir de unos datos que poco tienen que ver con la realidad?

La ciencia nos asegura que la principal función de nuestro cerebro es fabricar modelos que sean coherentes con la realidad y que nos permitan hacer conjeturas acertadas. ¿Y para qué sirve hacer conjeturas acertadas?

Si una roca cae rodando por la ladera de la montaña, podemos utilizar un modelo mental para predecir la trayectoria de la piedra y así ponernos a salvo apartándonos de esa trayectoria.

Según esto, la verdad es todo aquello que nos permita fabricar en nuestra mente un modelo que haga previsiones correctas, mientras que el error es todo aquello que contribuya a generar un modelo mental que haga previsiones incorrectas.

Tengo ante mí una serpiente. Mi modelo mental me dice que no es venenosa y mi predicción es que puedo cogerla con la mano desnuda. Si mi modelo es erróneo me costará la vida.

La pregunta de orden epistemológico: ¿Pero el modelo mental es la realidad? carece de sentido y además es ingenua. Ya dijimos que la realidad, hasta donde sabemos, es un amasijo de partículas subatómicas, luego cualquier modelo que no tenga en cuenta esta circunstancia sólo podrá ser, en el mejor de los casos, una herramienta útil para hacer predicciones. Las agujas del cuadro de mandos de una central atómica no son el núcleo incandescente de uranio, pero permiten conocer los aspectos relevantes de la situación y evolución del reactor y, en consecuencia, resultan útiles para controlar y predecir su conducta. Cuando observamos una serpiente no vemos un amasijo de trillones de partículas sino un modelo simplificado, equivalente a los indicadores del reactor nuclear, que nos informa del riesgo que ese amasijo de partículas representa para nuestra vida.

Así que, desprendámonos de la rémora de nuestros prejuicios conceptuales y sustituyamos sin más el concepto de verdad y error por el de modelo predictivo y modelo no predictivo y avanzaremos rápidamente hacia nuestra meta, pasando a concentrar nuestra atención en la naturaleza y funcionamiento de los modelos.

Existen dos tipos de modelos: visual o intuitivo y matemático.

El modelo visual o intuitivo es el que manejamos desde que nacemos, caracterizado por que nos permite “visualizar” interiormente el desarrollo futuro de un acontecimiento y como si de una película se tratase, enterarnos del final por anticipado.

Por ejemplo, si observamos la trayectoria de una piedra, podemos imaginar el lugar aproximado de caída, antes de que caiga, gracias a que nuestro cerebro puede simular (aún sin comprenderla) la interrelación entre la inercia y la gravedad que conforman una trayectoria parabólica. A otro nivel más complejo, podemos predecir el posible desenlace de una reyerta o una discusión entre dos personas.

Pero existen otros tipos de modelos más abstractos que llamaremos matemáticos.

Sin los modelos matemáticos, el conocimiento de la verdad se habría quedado estancado en un nivel equivalente al de la Edad media.

Alegóricamente podemos describir la matemática como una repisa situada a gran altura donde el Creador del universo nos ha dejado unas herramientas mágicas con las que podemos construir modelos no intuitivos que proporcionan una capacidad de predicción infinitamente superior a la que ofrecen los modelos intuitivos.

Los seres humanos más dotados intelectualmente son capaces de alcanzar esas herramientas y, combinándolas entre sí, crear modelos extraordinariamente precisos y útiles para nuestra necesidad de predecir el futuro.

Por ejemplo, consideremos el teorema de Pitagoras. Esta sencilla proposición matemática nos suministra un modelo de alcance universal que nos permite predecir con exactitud infinita la longitud del lado de un triangulo rectángulo conociendo los otros dos.

Aunque este modelo no sea directamente intuitivo ni visual, nos proporciona una capacidad predictiva que va mucho más allá de nuestras expectativas. Y lo mejor de todo es que no sólo se puede aplicar en el mundo virtual de la geometría sino en el mundo real, cuya geometría básica es, con enorme aproximación, euclidiana.

Pero si, después de todo, el universo no es euclidiano, como se creía en el pasado, las geometrías esféricas nos suministran un modelo tan exacto como sea necesario, capaz de hacer predicciones en el universo de espacio curvo descubierto por Einstein.

La física cuántica, por ejemplo, es un modelo estrictamente matemático que predice con extraordinaria exactitud los acontecimientos que tienen lugar en el mundo microscópico y sin embargo no sólo no es un modelo intuitivo sino que contradice frontalmente las intuiciones más arraigadas, tales como la de que el efecto sucede a la causa.

Sin embargo, la capacidad predictiva de las ecuaciones encontradas por los físicos cuánticos es tan elevada que hay que admitir que el modelo es correcto aunque pulverice nuestras convicciones más profundas.

Y esto nos lleva al principio de nuestra tesis: Lo que llamamos verdad sólo es un modelo capaz de realizar predicciones acertadas y es tanto más verdad cuanto más exactas son esas predicciones.

Así, debemos ver la búsqueda de la verdad como la formulación de modelos intuitivos o matemáticos con creciente capacidad para hacer predicciones más precisas de los acontecimientos que tienen lugar en el universo real. Y añadiremos que la ciencia es la única instancia de la sociedad humana con capacidad demostrada para avanzar en esa dirección.

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Warrior:

Definir que es la verdad es una cuestión harto difícil. A lo largo de la historia del hombre han sido muchas las definiciones de este concepto. Aristóteles la definió como “la adecuación del intelecto a la cosa”, entendida esta de un modo realista, como la cosa en sí, existente más allá del sujeto e independiente de él.
Para no entrar en los diferentes conceptos, sólo voy a considerar dos posiciones: la de los RELATIVISTAS, que afirman que no existen verdades universalmente válidas, ya que toda afirmación depende de condiciones o contextos de la persona o grupo que la afirma y la de los POSITIVISTAS, cuya posición surge como manera de legitimar el estudio científico naturalista del ser humano, tanto individual como colectivamente. Esta epistemología tiene como características diferenciadoras la defensa de un monismo metodológico, específicamente el método de estudio de las ciencias físico-naturales. A su vez, el objetivo del conocimiento para el positivismo es explicar causalmente los fenómenos por medio de leyes generales y universales, lo que le lleva a considerar a la razón como mero medio para otros fines (razón instrumental). La forma que tiene de conocer es inductiva, despreciando la creación de teorías a partir de principios que no han sido percibidos objetivamente. Además afirma que no es posible alcanzar un conocimiento de realidades que estén más allá de lo dado, de lo positivo y niega que la filosofía pueda dar información acerca del mundo, esta tarea corresponde exclusivamente a las ciencias.

¿Cómo distinguir lo verdadero de lo falso? Yo creo que por medio del intuicionismo racionalista que, buscando un conocimiento seguro, rechaza como falso todo lo que no se presente a la conciencia con una certeza absoluta. Su verdad modélica es la afirmación «Pienso, existo» de Descartes, que no se apoya en un razonamiento sino en una intuición clara y distinta que le otorga una evidencia inmediata

Pasemos ahora de los conceptos y vayamos a la vida diaria. Yo me pregunto ¿nuestra sociedad está basada en la verdad o en la mentira? No hace falta reflexionar mucho para contestar a esta pregunta, basta ver la prensa o la Tv o la radio y nuestros comportamientos como ciudadanos para responder: en la mentira. Sin embargo, toda la vida del hombre se ha dirigido en busca de la verdad. Existe, pues, una contradicción entre el pensamiento y la práctica. Por lo que parece, le es más rentable al hombre vivir en la mentira que aceptar la verdad, la realidad. La verdad es dura y es por eso que se utiliza la mentira. Es muy duro aceptar la muerte, es mejor decir que después hay otra vida. Es muy duro aceptar que hay personas mejores que otras, es mejor decir que todos somos iguales. En fin, así seguiríamos con infinitos ejemplos que demuestran que lo que triunfa es la mentira y son los tramposos y no los hombres sinceros los que en este mundo tienen éxito. Sin embargo, la grandeza del hombre está en la VERDAD y es gracias a ésta lo que ha hecho que grandes hombres amantes de la verdad, hayan tenido tan grandes éxitos en la ciencia y nuestra sociedad avance hacia adelante.

8 comentarios:

  1. Warrior, estando de acuerdo con tu punto de vista general sobre la verdad, añadiría a la última parte de tu post que el error sólo puede llevarnos al fracaso. Otra cosa es que en la lucha cotidiana por un mejor posicionamiento social la mentira se convierta en un arma estrategica que hay que utilizar con extrema cautela para que no se vuelva contra el que la emplea.
    De hecho la mentira social no tiene nada que ver con el error, sino que hay que verla como un intento de ocultar al rival nuestros verdaderos movimientos para sacar ventaja estrategica.
    Referido al campo del ajedrez, podríamos considerar el error como la creencia de que la torre se desplaza en digonal y eso perjudicaria necesariamente al que lo creyera. La mentira sería el equivalente de una jugada sutil que fuera capaz de engañar al adversario sobre nuestras verdaderas intenciones y asi conseguir cobertura para mejorar nuestra ventaja estrategica.
    Por lo tanto la mentira social y el error no tienen nada en común. La mentira eficaz requiere inteligencia y habilidad y es legitima en cuanto tiene sus costos y sus riesgos y nuestro oponente también puede usarla y, además, al conocer esa posibilidad puede emplearla en su favor desenmascarando al embustero o dejando creer que ha caido en su trampa y desplegando en el último momento una reacción inesperada que cambie el equilibrio de fuerzas en su favor.
    Te remito para mayor extensión al post sobre la mentira.

    Saludos.

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  2. Anónimo23:43

    Hay varias vertientes desde las que se puede hablar de la verdad. A mí lo que me interesa especialmente es la pregunta planteada por Warrior: ¿ Está nuestra sociedad basada en la verdad o en la mentira?.
    Yo veo una clara disonancia entre lo que se dice desde el punto de vista ético o moral , y el comportamiento de los que detentan el poder en la sociedad o los que compiten por el éxito social.
    Ante esto son varias las preguntas que me hago:

    ¿Habría que desechar la Etica y Moral (EyM) por ser un engañabobos?.
    ¿EyM son adecuadas para ciertos ámbitos del comportamiento y no para otros?
    ¿EyM serían solo unas pautas y no unas normas rígidas?

    Yo creo que cierta Etica o Moral son necesarias para lograr una vida más digna. Pero que hay que ser flexible en su interpretación y tener en cuenta que una cosa es la teoría y otra la práctica.

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  3. Anónimo19:37

    Voy a intentar sintetizar mi posición en el tema de la verdad:

    -La verdad es un camino de aproximación al conocimiento de la autentica realidad de las cosas.
    -En ese camino es necesario despojarse previamente de prejuicios,tópicos, falsas apariencias,dogmatismo y manipulaciones.
    - La ciencia exige criterios de prueba y demostración que llevan a una mayor objetividad.
    -Pero hay temas,como la felicidad,la libertad,el sentido de la existencia humana,etc.. que nopueden se tratados por su complidad con la metodologia cierntifica.
    -Sin embargo,la filñosofía sí puede tratarlos recionalmente,pero debe atender a los datos que le proporcionan las ciencias en relación con estos problemas.

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  4. Jasón, estoy de acuerdo contigo en el papel de la ciencia y de la filosofia moderna. que debe tener en cuenta todos los datos cientificos a la hora de elaborar sus propuestas.
    No obstante, creo que estarás de acuerdo en que la ciencia actual está abordando por primera vez temas que parecian exclusivos de la filosofia. Por ejemplo, el seentido de la vida humana cobra una nueva dimensión a la luz de la teoria evolutiva, la felicidad se empieza a comprender con el estudio del efecto de los neurotransmisores. la utilización de escáneres cerebrales y otras técnicas concurrentes. Y hasta el tema de la libertad, puede entenderse desde la inteligencia artificial y la neurociencia.
    En fin que ya no está tan clara la frontera entre filosofia y ciencia y los filosofos modernos deben, en lugar de encerrarse en su mundo de las ideas, descender al de la ciencia y beber en sus aguas cristalinas y saludables.
    Saludos.

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  5. Anónimo7:03

    la unica verdad que he escuchado es la de SÓCRATES "solo se que no se nada"

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  6. Tienes razón, pero es ésta una declaración típicamente filosófica, (ostentosa e inútil) que nos lleva a una actitud nihilista de renuncia e impotencia ante el descubrimiento activo, que es lo que nos hace humanos y da sentido a nuestras vidas.

    No importa el hecho de que no conozcamos o podamos conocer la verdad con mayúscula. Nos conformamos con ser capaces de hacer predicciones cada vez más precisas porque eso resulta extremadamente útil y reconfortante. Y el conocimiento no es sino otra estrategia más para hacer la vida más fácil y divertida.

    Suficiente para mí.

    Saludos.

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  7. La clave sobre el tema de la verdad y el conocimiento se encuentra en la teoria evolucionista del conocimiento que postularon unos filósofos y científicos alemanes: Lorenz, Vollmer, Riedl.....
    Un saludo

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  8. Tienes razón. Para profundizar en la naturaleza del conocimiento resulta imprescindible comprender cómo surgió la mente y para qué.

    La teoría de la evolución es la que más puede enseñarnos sobre esto y proporcionarnos la objetividad imprescindible para acercarnos al problema. Aunque no nos permita llegar al fondo, sí al menos nos ayuda a tomar conciencia de las limitaciones del observador.

    Saludos.

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