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Conductas irracionales

A menudo observamos en nuestros semejantes conductas que no parecen atenerse a una pauta compatible con la razón, o al menos eso es lo que puede parecer a primera vista. En esta tertulia se tratará de determinar los limites de lo que puede suponerse como racional o irracional en la conducta humana y a qué se debe esta percepción subjetiva sobre la conducta de los demás.

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Yack:

Prescindiendo de las conductas propiciadas por un trastorno mental, que estarían plenamente justificadas y explicadas por su naturaleza patológica, intentaré explicar el hecho de que a veces apreciemos en los demás conductas que nos parecen irracionales y, en algunos casos, hasta en nosotros mismos, cuando las juzgamos retrospectivamente.

Para comprenderlo, es necesario recordar que el ser humano, antes de adquirir su reciente racionalidad, fue un primate y que aún conserva la forma básica de pensamiento de sus antecesores.

Pero ¿es racional la conducta de un primate?

Si por racional entendemos dirigida a preservar la vida del individuo y de la especie, podemos afirmar categóricamente que sí es racional porque si no lo fuera, la especie se habría extinguido hace ya mucho tiempo.

Ahora bien, si por racional entendemos las peculiaridades que diferencian la conducta de un primate de la conducta humana, entonces no sería racional. ¿Sería correcto llamarla irracional, entonces?

Bueno, eso es una cuestión semántica en la que no voy a entrar, aunque “irracional” parecería más bien como “contraria a la razón, absurda y sin lógica” y no simplemente “diferente a la conducta típicamente humana”.

Pasando al plano humano, nos preguntamos por qué la conducta humana es diferente a la de los primates en general.

Evidentemente la razón habrá que buscarla, principalmente, en su mayor grado de inteligencia. Pero, ¿para qué sirve exactamente la inteligencia?

La inteligencia es una capacidad desarrollada para predecir el futuro y posicionarse con ventaja en él. Pero un primate es capaz de predecir el futuro, e incluso una cucaracha sabe que cuando se enciende la luz su vida corre peligro y corre hacia la oscuridad.

¿Es pues, inteligente la cucaracha?

Sí, en la medida que puede predecir el futuro y posicionarse ventajosamente para afrontarlo. Pero a la cucaracha nadie le ha enseñado que la claridad es peligrosa ni lo que debe hacer cuando se enciende la luz. ¿De dónde sale pues, esa reacción inteligente?

Evidentemente sus genes contienen en alguna parte las instrucciones para modelar ciertos circuitos neuronales para que reaccionen de esta forma. Esta inteligencia es de origen genético y ha sido codificada a lo largo de millones de años de evolución, al mismo tiempo que la estructura de sus antenas o sus patas, aunque la utilidad y finalidad de los circuitos neuronales no son directamente descifrables por la inteligencia humana, aunque sí deducibles a partir de la conducta a que dan lugar.

A medida que ascendemos en la escala animal encontramos mentes más eficaces que comienzan a exhibir una capacidad creciente para aprender. Además de la inteligencia genética, estas criaturas disponen en su cerebro de una región cada vez mayor que puede modelarse después del nacimiento en función de las experiencias vitales del individuo.

En términos informáticos podríamos afirmar que la cucaracha sólo posee ROM, mientras que los animales superiores tienen, además de la ROM, una RAM de capacidad creciente.

Los circuitos neuronales dedicados al aprendizaje se pueden modificar a lo largo de la vida, ya sea por imitación de la conducta de sus semejantes (educación), ya sea por el procedimiento de exploración y ensayo (modelo prueba->error-castigo/acierto-premio).

Cuando analizamos la mente humana, nos encontramos con una zona primitiva que posee un conocimiento genético que controla, por ejemplo, todas las funciones orgánicas como el latido del corazón, el nivel óptimo de insulina en sangre, el estado de alerta, la agresividad, el miedo, el sueño, el instinto de succión, etc.

Adicionalmente descubrimos otra región notablemente desarrollada responsable del pensamiento superior o racional formado por dos componentes fundamentales:

Una gran biblioteca en la que se han acumulado los patrones de conductas exitosas que el individuo ha descubierto a lo largo de su vida y un sistema de simulación de la realidad que permite probar y evaluar un grupo de conductas contenidas en la biblioteca (experiencia) que encajan, por similitud, en la situación actual.

Ante una situación problemática, el cerebro pone en marcha una simulación de la situación real y ensaya a gran velocidad posibles conductas, observando los resultados que el simulador pronostica hasta encontrar la conducta más prometedora. Básicamente es el mecanismo que se da en un jugador de ajedrez que piensa su próxima jugada. Extrae de su memoria-experiencia jugadas exitosas en situaciones similares y las somete, a gran velocidad, a la simulación mental del tablero de ajedrez, estudiando los posibles desarrollos que tendrá su jugada hasta quedarse con la candidata que promete una situación más ventajosa.

Aquí cabe preguntarse, por qué no nacemos con una inteligencia genética como la cucaracha, aunque más amplia y completa, en la que esté contenido todo el conocimiento que necesitamos para sobrevivir. ¿Cuál es la ventaja de nacer con una buena parte de la mente en blanco?

Evidentemente la ventaja es la posibilidad de una adaptación más completa a un medio cambiante y complejo. El hombre ha sido capaz de adaptarse con éxito oportunista a casi todos los habitats existentes en el planeta Tierra, desde el Polo norte, al Ecuador. Y últimamente ha llegado a habitar, gracias a su tecnológica, el espacio exterior, el fondo del mar y a penetrar en ambientes tan hostiles que sólo él puede hacerlo. Adicionalmente, y gracias a su inteligencia flexible, ha conseguido explotar la energía atómica y está en vías de modificar su propio ADN para reconfigurar su organismo a medida de sus necesidades. La estrategia evolutiva de aumentar el tamaño de la RAM en relación con la ROM tiene indudables ventajas y eso explica que la especie humana se haya adueñado del planeta y tenga que proteger a la mayoría de las especies de su propio poder.

Pero también tiene sus inconvenientes como veremos.

El neocortex, donde reside la inteligencia racional, ha aparecido hace poco tiempo y lo ha hecho, como toda estructura del organismo, para colaborar en la supervivencia de la especie. Si admitimos que la inteligencia genética contiene todas las reglas que se necesitan para mantener viva a la especie y ha sido gestada a través de millones de años de lucha por la supervivencia, la inteligencia racional debe estar al servicio de esta y su función será la de ayudar a alcanzar los dos objetivos esenciales que subyacen en toda criatura viva: sobrevivir y reproducirse.

La inteligencia racional, por ejemplo, ha desarrollado nuevos sistemas de cultivo más eficientes para satisfacer el instinto básico de comer: el hambre.

Sin embargo, en el diseño del ser humano se ha ido inusitadamente lejos en la concesión de privilegios a la inteligencia racional, dotándola tal poder y libertad que puede representar un peligro para la propia especie (una guerra nuclear, por ejemplo) y para el propio individuo (la drogadicción).

Veamos algunos ejemplos en los que ambas inteligencias, la genética y la racional, que deberían entenderse y colaborar, entran en conflicto:

Cuando nos sentimos atraídos por el sexo opuesto, estamos obedeciendo a nuestra inteligencia genética que manifiesta su voluntad en forma de atracción sexual irresistible. Y nuestra inteligencia racional se pone al servicio de la inteligencia genética desplegando todas sus habilidades para conseguir a la pareja sexual. Pero al mismo tiempo, la inteligencia racional ha descubierto los anticonceptivos, ha burlado el mandato genético de la reproducción y se ha quedado con el placer sexual cuya razón de ser era, precisamente, empujarnos a cumplir el mandato reproductivo.

El placer es el mecanismo que emplea la inteligencia genética para empujarnos a cumplir sus mandatos destinados a mantenernos vivos, y la idea original era que la inteligencia racional ayudara al individuo a alcanzar el placer, por el procedimiento de cumplir el requisito de obedecer el mandato de la inteligencia genética al que estaba asociado el placer. Sin embargo, la inteligencia racional ha descubierto las drogas, que son sustancias similares a las endorfinas y ha aprendido que tomándolas puede obtener placer directamente sin realizar el trabajo previo que era el auténtico objetivo de todo el mecanismo conductual. Si descubrimos algún método para conseguir placer sin tener que alcanzar un objetivo, la mente se cortocircuita y deja de ser útil para los dos objetivos básicos: sobrevivir y reproducirse. El ratón de laboratorio que descubre que moviendo una palanca recibe un intenso placer, abandona todas sus actividades de supervivencia y procreación y reduce su vida a golpear la palanca.

Las personas que sufren bulimia o anorexia se han dejado llevar por su inteligencia racional que les dice que siendo delgadas tendrán más éxito social y han conseguido vencer a la inteligencia genética que les ordena comer para conservar la vida y la salud.

Si nos quedamos colgados de una barra candente, nuestra inteligencia genética nos ordena que abramos la mano para no quemarnos pero nuestra inteligencia racional trata de contrarrestar ese mandato porque calcula que al soltarnos podemos matarnos y eso siempre sería peor que la quemadura. Pero no siempre gana la inteligencia racional.

¿A qué inteligencia debemos obedecer cuando entran en conflicto? Puesto que no existe una tercera instancia que nos dé la respuesta, el conflicto se resuelve mediante un combate de poder a poder dentro de nuestra mente. Dependiendo de las circunstancias, de la educación, de la fuerza instintiva, de la personalidad de cada uno, de la experiencia, vencerán unas fuerzas u otras, según los casos.

Si vencen las fuerzas de la inteligencia genética, pensaremos que el individuo se comporta irracionalmente o emocionalmente, si vencen las fuerzas de la racionalidad, pensaremos que se ha comportado racionalmente. Pero el problema es que no podemos saber nunca de antemano si es mejor obedecer a una o a otra porque unas veces lleva razón la inteligencia genética y otras la racional.

Nuestro hijo está encerrado en una casa envuelta en llamas. Nuestra inteligencia genética nos dice que salvemos a nuestro hijo porque contiene una réplica de nuestros genes que nos sobrevivirá y nos concederá la inmortalidad genética, pero nuestra razón nos dice que tal vez lo único que consigamos sea morir inútilmente. Si nos arriesgamos y tenemos éxito, todo el mundo alabará nuestra inteligencia genética (valor, heroísmo, etc.), pero si fracasamos y morimos, pensarán que nos hemos comportado irracionalmente.

Retrospectivamente es muy fácil saber a cual deberíamos haber obedecido, pero en general, sólo recriminamos a los demás o a nosotros mismos cuando se ha tomado el camino de la inteligencia genética y las cosas han salido mal. Y es que dejarse llevar por la inteligencia genética suele estar mal visto en una sociedad edificada sobre la inteligencia racional.

Veamos por qué la inteligencia racional suele llevar razón en nuestro mundo altamente tecnificado con un ejemplo: Un sujeto A circula por una carretera y adelanta a otro B.

B aumenta la velocidad súbitamente y vuelve a adelantarlo. Este acto dispara el sentimiento competitivo de ambos conductores que les lleva a demostrar su superioridad.

Tras varios episodios de mutuos adelantamientos, superan la velocidad limite permitida y reducen el margen de seguridad tanto que se produce un accidente grave. B se queda paralitico en una silla de ruedas y lamenta profundamente su comportamiento irracional.

Sin embargo, la competitividad es positiva y necesaria en un entorno natural porque establece el orden jerárquico y estar más arriba en la escala aumenta las posibilidades de supervivencia. Sin embargo, ese cálculo que puede ser “racional” en el entorno natural para el que fue creado, se vuelve destructivo en un entorno artificial no previsto en el que se está circulando en un vehículo y, además, la jerarquía, en esta caso concreto, no tiene relevancia práctica porque los dos conductores nunca más se van a volver a ver.

Sin embargo, el cálculo genético está ahí funcionando, como lo ha estado haciendo en los últimos cien millones de años, y no siempre puede ser contrarrestado por el sistema racional.

Según esto, podríamos concluir que la irracionalidad de ciertas conductas, sólo es la manifestación de una lógica genética que, en ciertas ocasiones, puede encontrarse fuera de lugar y que ha conseguido vencer ocasionalmente a la lógica racional que está más capacitada, en general, para tomar decisiones en nuestro mundo tecnificado.

Sin embargo, si anulásemos la lógica genética y confiásemos únicamente en la racional, posiblemente no viviríamos para contarlo porque dejaríamos de sentir miedo, dolor, hambre, etc. y no tomaríamos las necesarias medidas cuando nuestra vida se viera amenazada.

Así pues, nuestra mente es un campo de batalla entre dos inteligencias que, aunque normalmente colaboran, a veces entran en conflicto. Una contiene toda la información básica de supervivencia basada en algoritmos conductuales puestos a punto a lo largo de millones de años de evolución. La otra es reciente y se basa en una apuesta evolutiva por una mayor libertad para adaptarse y hasta modificar el medio a fin de forzar las expectativas de supervivencia.

Necesitamos la primera para no perder el rumbo, y gracias a la segunda hemos sido capaces de extraer grandes cantidades de energía inaccesible a otras especies para continuar nuestra expansión imparable, pero al mismo tiempo, corremos el riesgo de autodestruirnos con esa misma energía si no sabemos controlar nuestros viejos algoritmos agresivos y territoriales que forman parte inseparable de nuestra esencia humana. Se trata, por lo tanto, de una apuesta evolutiva muy arriesgada que sólo el futuro podrá sancionar como exitosa o letal para la especie que la gestiona.

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Warrior:

El hombre por definición es un ser racional, pero en la práctica tiene algunos comportamientos irracionales, por lo tanto, debemos decir que el hombre es racional cuando utiliza en su comportamiento la racionalidad. Ésta puede ser de fines o de medios. Se considera que la de medios está subordinada a la de fines. De todos modos, es necesario utilizar una serie de criterios para establecer la racionalidad de esos fines. El ejercicio de racionalidad está sujeto a principios de optimidad y consistencia. Cualquier construcción mental efectuada por procedimientos racionales tiene, por consiguiente, una estructura lógico-mecánica: causa-efecto-solución.

Los primeros estudios sobre la razón vienen de los griegos. La filosofía de Aristóteles y Platón engendró la lógica primaria, era deductiva y no inductiva. Esto quiere decir que las leyes universales podían ser descubiertas por el pensamiento humano sin necesidad que éste tuviese que optar por mirar casos particulares para establecer las leyes. Es decir, la lógica deductiva discurre sobre lo que sigue universalmente desde premisas dadas por la razón humana. Es esta la razón por la cual Aristóteles estableció los cuatro principios a priori para la lógica todavía enseñados en nuestra época: el principio de identidad, el Principio de no contradicción, el principio del tercero excluido y el principio de razón suficiente.

Sin embargo, el hacer uso únicamente de la lógica deductiva puede llevar a errores, ya que se deja la observación de casos particulares de lado, para ver si se verifica el razonamiento. Así entonces, Aristóteles se equivocó incluso en el número de dientes que tenían las mujeres, habiéndose podido enterar simplemente observando y contando.

En oposición al formalismo de lo deductivo, Hegel cuestionó el principio del tercero excluido y formuló el principio de la universalidad de la contradicción. Propuso el método analítico para partir de la materia concreta dada para llegar a la forma de abstracciones universales y luego proponer definiciones generales. El análisis deja lo concreto como fundamento y por medio de la abstracción de las particularidades, que aparentan ser inesenciales, pone de relieve lo universal concreto o sea la fuerza de ley general.

En el mismo sentido, el razonamiento inductivo, es el estudio de derivar una generalización o una ley a partir de observaciones. Éste fue posteriormente incluido en el estudio de la lógica, y fue adoptado como el razonamiento básico de la investigación científica, combinándola cuando corresponde con la deducción. Este probablemente es el motivo del éxito y la certeza de los modelos científicos actuales. Es decir, la inclusión del razonamiento inductivo en las ciencias no es menor en nuestras vidas, nos permitió tener el modelo científico actual el cual.

Para descender al terreno práctico, todos entendemos como persona racional o razonable a aquella de buen juicio o sentido común.

Desgraciadamente, no siempre se actúa con racionalidad, y podríamos decir que en algunas ocasiones las conductas son “irracionales” y ninguna completamente “racional”.

Ahora bien, sucede que a los a unos nos parece irracional a otros les parece racional. Esto pasa, sobre todo, cuando observamos las costumbres y usos de otros países con respecto a las nuestras. Entonces podríamos pensar que lo racional depende de los modelos con lo que juzguemos a los otros, parece pues que habría que establecer unos modelos o patrones universales en los que todos los seres humanos estuviéramos de acuerdo, para así poder juzgar si una actuación es o no irracional.

16 comentarios:

  1. Contestando a Warrior, cuando dice:

    Ahora bien, sucede que a los que a unos nos parece irracional a otros les parece racional. Esto pasa, sobre todo, cuando observamos las costumbres y usos de otros países con respecto a las nuestras. Entonces podríamos pensar que lo racional depende de los modelos con lo que juzguemos a los otros, parece pues que habría que establecer unos modelos o patrones universales en los que todos los seres humanos estuviéramos de acuerdo, para así poder juzgar si una actuación es o no irracional.

    Yo diría que, podríamos establecer el criterio de racionalidad válido para toda la humanidad diciendo que es racional toda conducta que contribuye eficazmente a proteger el patrimonio genético de un individuo o de un grupo y toda aquella que la perjudica es irracional.
    Por ejemplo, es racional construir barcos con la quilla afilada, pero no es racional sacrificar animales a la divinidad para propiciar la lluvia.
    Todas las conductas humanas pretenden ser racionales, pero dejan de serlo cuando se basan en un modelo de la realidad erróneo, como que la lluvia depende del humor de una divinidad y que es posible influir en ese humor.

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  2. Anónimo21:40

    Yack, estoy de acuerdo con esos ejemplos que pones porque son muy claros. Ahora bien, en la práctica diaria nos encontramos con conductas que no podríamos calificar de manera tan obvia. Veamos : si para trepar hasta el techo de una habitación necesito una escalera, cuesta pensar que la escalera es racional porque permite alcanzar el techo, en tanto que, digamos, un taburete sería irracional por no permitir cumplir el fin propuesto. Lo que es racional (o no) es el uso de la escalera (o del taburete), uso que se justifica como racional (o no) en virtud de que corresponde a un método determinado de acceso (o no acdeso), método que, en efecto, puede ser calificado de racional o de no racional. Aquí habría que tener en cuenta la racionalidad de los fines y los medios. Es decir se pueden utilizar medios racionales para alcanzar fines irracionales. Otro caso sería el de los viajeros del avión que se estrelló en los Andes y unos seres humanos comieron a otros, ¿es racional o irracional esta acciòn?
    En fin, se podrían poner muchos ejemplos en que las conductas humanas son difíciles de clasificar.

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  3. Anónimo0:31

    Querido Yack, siento no estar de acuerdo con tu ponencia pues pienso que partes de premisas erróneas. No creo que se pueda llmar inteligencia a los instintos de supervivencia. Estos vienen marcados en los génes pero la inteligencia es otra cosa. No por casualidad es el ser humano el único racional y, por lo tanto, no se le puede comparar en ese aspecto con otros seres. Otra premisa errónea es considerar una contradicción la llamada por tí "inteligencia genética" y la inteligencia racional. No hay contradicción sino que la toma de decisiones se hace más complicada. El hombre a través de la cultura se separa de la naturaleza y por eso modifica sus comportamientos. Hay que considerar no sólo el aspecto genético, sino también los aspectos de la cultura, la psicología individual y la sociedad en que se desenvuelve. La inteligencia racional no es algo que haya sido diseñado, sino algo adquirido por el hombre al confrontar la capacidad del cerebro con el medio ambiente.

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  4. andres18:08

    por lo tanto es posible que un humano sea completamente racional???
    ya que en muchos lugares aparace que este al elegir que tipo de desición aplicar a su situacion, una racional u otra irracional, pueden ser estas completamente irracionales pero no completamente racionales.

    porque? no pueden ser completamente racionales????

    tiene algo que ver el lenguaje falacioso con personas racionales o irracionales?

    que relacion tienen estos tipos de pensameintos o comportamientos con la lógica????

    ayudenme que no entiendo

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  5. Respondiendo a Warrior:
    Dejando a un lado nomenclaturas convencionales, considera que en la escala animal existen seres muy primitivos cuya conducta se rige por un programa de supervivencia muy sencillo de naturaleza quimiotáctica. A partir de cierto nivel aparecen células especializas y aumenta la flexibilidad de la conducta para adaptarse al medio ambiente. En la cumbre de esa adaptabilidad está el homo sapiens, un homínido que posee la mayor proporción de neuronas y que, en consecuencia, es capaz de gestionar una conducta más sofisticada y efectiva.
    Lo de natural o artificial, inteligencia o instinto, psicología, racionalidad y todos esos términos son sólo formas de entendernos (o de no entendernos) pero sólo reflejan diferentes niveles en el proceso de flexibilidad conductual y eficacia en la supervivencia.
    Respondiendo a Andrés:
    Quizás el problema son los términos que utilizas, que no son más que simples palabras, diques que se han levantado para comprender o para defender las propias creencias. Te sugiero que te olvides de las palabras y te concentres en un modelo del problema que sea comprensible y útil.
    Toda la conducta humana es racional desde el punto del que la lleva a término. Racional significa que busca el mayor beneficio a corto, medio y largo plazo. Si alguna vez la conducta nos parece irracional, es porque no ha conseguido el fin previsto, porque está basada en un modelo de la realidad que no compartimos con el sujeto o porque el sujeto está guiado por una conducta válida en un entorno natural, pero inadecuada en un entorno artificial. Y no hablamos de la conducta de los individuos que tienen algún problema patológico de conducta porque la explicación de la misma es una situación patológica.
    El lenguaje “falacioso” es sólo una estrategia para alcanzar un objetivo, engañando a los demás. Es una conducta racional, (el político que promete a sabiendas de que no lo conseguirá) aunque debe tenerse en cuenta para que sea efectiva, que los receptores no puedan percibir el engaño, porque entonces se volvería contra el emisor. Mentir es un atajo, pero que a la larga lleva a la perdición.
    La lógica sólo puede aplicarse en las matemáticas, la física y algunas otras disciplinas científicas. Sin embargo, la lógica no siempre funciona en la conducta humana porque está generada por un sistema demasiado complejo para conocer todos los datos que intervienen. Generalmente cuando un acto nos parece ilógico, puede tener una lógica interna que sólo el autor conoce, y a veces ni el propio autor.
    Por ejemplo, nos arriesgamos a salvar a nuestro hijo de un incendio sin posibilidades de éxito “lógico”. En este caso interviene la lógica de los intereses genéticos que consideran más valiosos los genes de un cuerpo joven (el hijo) que de otro ya viejo (el padre) y obligan a este a suicidarse si existe alguna posibilidad de salvación del hijo. ¿Es esto lógico? Si, desde el punto de vista de los genes, pero ese factor sólo se ha empezado a tener en cuenta desde Darwin.
    Y eso es todo lo que se me ocurre.
    Saludos.

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  6. Juan Bautista19:06

    Estimado Yack, no hay caso. Al final siempre llegamos al mismo punto. Gradualidad de la inteligencia o salto cualitativo. Y las posturas que se construyen partiendo de un punto u otro pueden llegar a ser muy distintas, como ya lo hemos visto.

    En general me parece interesante tu descripción; es bastante acertada, tomando como referencia lo que yo pienso. Tú separas las “inteligencias” en dos “tipos”:

    1.- Inteligencia de origen genético. Los genes contienen en alguna parte las instrucciones para modelar ciertos circuitos neuronales para que reaccionen de cierta forma. Esta inteligencia ha sido codificada a lo largo de millones de años de evolución.

    2.- Inteligencia racional. Además de la inteligencia genética, las criaturas, en menor o mayor grado, disponen en su cerebro de una región cada vez mayor que puede modelarse después del nacimiento en función de las experiencias vitales del individuo.

    Y agregas respecto a esta última: “Los circuitos neuronales dedicados al aprendizaje se pueden modificar a lo largo de la vida, ya sea por imitación de la conducta de sus semejantes (educación), ya sea por el procedimiento de exploración y ensayo (modelo prueba->error-castigo/acierto-premio)”

    Si bien no es exactamente como en mi caso dividiría las “inteligencias”, ya que en mi opinión la que tú llamas de origen genético también incorpora la capacidad de aprender (incluso nuestros órganos aprenden), la segunda se acerca a esa capacidad que se conoce como conciencia y que nos permite explorar proactiva y, valga la redundancia, conscientemente el entorno, hasta llegar a entenderlo, predecirlo y utilizarlo en beneficio propio.

    ¿Y cómo puedo saber si un comportamiento es o no, de acuerdo a tu conceptualización, producto de la inteligencia de origen genético? Aquí llegamos a las fundamentaciones que ya te he señalado:

    1) Capacidad de comunicarse

    2) Capacidad, en un mismo estado evolutivo, de cambiar y
    decuar progresivamente el comportamiento para incrementar las posibilidades de supervivencia

    Además de no existir evidencia científica que respalde el hecho de que exista otro ser distinto al hombre con esas capacidades, la diferencia de la inteligencia entre el hombre y el resto de los seres vivos es abismante, lo que indicaría que más que un tema de gradualidad es que existe una capacidad distinta. Y esto se respalda con el hecho que si bien el hombre comparte con el chimpancé el 99% de los genes, la diferencia es colosal y absoluta. Es verdad que se observa gradualidad en las capacidades relativas a lo que tú denominas inteligencia de origen genético. Pero no se percibe que la capacidad de conciencia de sí mismo (“darse cuenta” de quién soy, cómo soy y de mi entorno), sea una capacidad gradual. Poder entenderse a sí mismo y al entorno es una capacidad humana.

    Uno de los argumentos que se da a favor de la gradualidad, es que la capacidad de pensar a más largo plazo sería un atributo gradual; unos pensarían a más largo plazo que otros. Y la verdad es que cuando se habla de pensar a más largo plazo lo que se quiere señalar es la capacidad de predecir a más largo plazo. Y para predecir necesitamos conocer y entender. A medida que más conocimiento (entendimiento) acumulamos, a más largo plazo podremos predecir (pensar). El tener la capacidad de entendimiento, necesariamente nos permitirá pensar (predecir) cada vez a más largo plazo, de acuerdo a los conocimientos que logremos acumular en cada momento. Si esa capacidad no existe, sólo estaremos reaccionando, de acuerdo a lo que tú llamas inteligencia de origen genético.

    Continúa ...

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  7. Juan Bautista19:09

    ... continuación

    Al analizar el comportamiento del resto de los seres vivos no se observa, en un mismo estado evolutivo, una acumulación progresiva de conocimiento, ya que esta debiera verse reflejada en una creciente capacidad de comunicación y de adaptación de sus comportamientos para maximizar sus posibilidades de supervivencia. Este atributo de “pensar” a largo plazo es otra prueba que indica la existencia de una capacidad nueva y distinta. No es posible pensar a largo plazo sin la capacidad de conciencia de sí mismo; es decir sin la capacidad de entendimiento consciente.

    La diferenciación y el distanciamiento absoluto y definitivo del hombre respecto del resto de los seres vivos en tan brevísimo plazo, simplemente no pueden ser explicados por un factor de gradualidad. Necesariamente debe ser producto de la aparición de un nuevo atributo: la conciencia de sí mismo.

    Dicho lo anterior, en mi opinión no hay dudas que los comportamientos racionales son los que finalmente permiten nuestro desarrollo. Si bien en algunos casos, en los que se requiere una respuesta inmediata, todavía son nuestros reflejos e instintos los factores clave (evadir un automóvil, retirar la mano del fuego, deseo sexual, hambre, etc.), lo más probable es que estos eventos serán administrados y gestionados por creaciones humanas. Por ejemplo, en la actualidad ya no es condición necesaria el deseo sexual para procrear. Hoy hemos creado nuevos procesos. El comportamiento actual del hombre ya no se explica por la teoría darwiniana y, consecuentemente, su evolución se salió del riel que predice esta teoría.

    La irracionalidad debe entenderse como un comportamiento que no tiene justificación racional. Y aquí entramos en un tema filosófico. Si se trata de un agente externo que observa el comportamiento de un tercero, de acuerdo a sus conocimientos y valores (cultura), la conducta podrá ser tachada de irracional. Sin embargo, desde la perspectiva del sujeto, su comportamiento puede ser totalmente justificado y racional, ya que sólo él conoce el propósito y objetivo del mismo. El problema cuando es un agente externo el que valora la racionalidad de un comportamiento, es que no conoce ni el contexto ni la justificación del mismo, por lo tanto su apreciación es incompleta y sesgada.

    La verdad es que se torna difícil poder objetivamente tratar un comportamiento como irracional, ya que todo comportamiento tiene su justificación.

    En el caso particular que tú señalas, cuando nos arriesgamos a salvar a nuestro hijo de un incendio sin posibilidades de éxito “lógico”, no interviene necesariamente una valoración de los intereses genéticos. Me parece poco probable que el padre esté pensando en las futuras descendencias al tomar una determinación tan extrema como la expuesta. Me parece que responde simplemente a una conducta racional basada en un valor o en una visión ética, que constituyen en esencia construcciones intelectuales racionales, alejadas de una explicación determinista darwiniana.

    Y ese es el punto clave de esta nueva capacidad de conciencia de sí mismo del hombre. Ya no son los instintos quienes gobiernan nuestro comportamiento, sino nuestras creencias y valores. La teoría sintética dejó de ser un buen predictor del comportamiento y de la evolución humana.

    Saludos,

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  8. Juan, cuando un padre salva a su hijo en peligro, está haciendo exactamente lo mismo, y por iguales motivos, que un lobo o cualquier otro mamífero en situación parecida.

    No es que esté pensando en salvar sus genes, sino que esa es la explicación profunda que nos aporta la teoría darwinista y que es corroborada una y otra vez por la observación de la conducta animal.

    La propia ética humana es una nueva capa de complejidad que refleja la necesidad de preservar los propios genes transferidos a los descendientes, aun sin saber que existen los genes.

    Imagina que existen dos alelos del gen de la protección filial. Uno de ellos te obliga a arriesgar tu vida por proteger la de tu hijo y el otro te hace indiferente.

    Aunque el segundo alelo del gen sea más eficaz para preservar tu vida, al cabo de tres generaciones es más probable que existan mayor número de individuos protectores que indiferentes porque estos apuestan por la descendencia y no por ellos mismos.

    Y a nivel de grupo social, ese instinto genético se traduce en conductas y normas que amparan y protegen a los niños y si una sociedad perdiese el sentido común y abandonara a sus hijos, al poco tiempo se extinguiría en beneficio de las que apostaran por proteger a su prole.

    Yo creo que esto es bien fácil de entender.

    Y en cuanto a tu duda sobre el gradualismo de la inteligencia humana, para darte la razón habría que suponer que un buen día nació a partir de un mono, un ser humano, con una capacidad de pensamiento humana y a partir de ahí se inició una nueva especia inteligente.

    Esto es absurdo, impensable y desde Darwin nadie lo ha planteado seriamente. Esto significaría que por arte de magia se producen varios millares de mutaciones simultáneas y orquestadas perfectamente que configuran una nueva adquisición revolucionaria como es la inteligencia humana.

    Esto es como decir que seria posible que mediante una mutación o muchas simultáneas, le brotasen alas a un caracol y echase a volar. No sé si entienden la imposibilidad de este supuesto, pero es la misma que la que tu propones.

    Saludos.

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  9. Yack, la conducta humana siempre obedece a la conveniencia que "percibe" el organismo, esa agrupación celular que procura por el éxito biológico. Pero en esa conveniencia se encierra la conveniencia consciente y, a la vez, la conveniencia que percibe el sistema irracional, esto es, la conveniencia del subterráneo de la conciencia, de ese subterráneo donde se cuecen las emociones y los instintos. Como bien sabes, el neocórtex, cooperador necesario en la aparición de la conciencia, se imbricó en su esbozo evolutivo con los sistemas subterráneos más antiguos, como el límbico, que manifiestan su conveniencia por medio de impulsos a la acción, esto es, por medio de instintos, y al estar imbricados se ejercen mutua influencia: los instintos son impulsos por la vida y contra los peligros, mientras que la acción consciente, la acción intelectiva, imaginativa etc, se vale de un análisis no tan perentorio de atajar los peligros que presenta la realidad, se vale de la interpretación de la realidad mediante creencias, razones etc, y pretende sofocar, modular o encauzar los disparos instintivos, pero no hay que olvidar que ambos actúan en conjunto, aunque generalmente haya discrepancias en las conveniencias que percibe cada uno de esos sistemas. Y también se ha de señalar que ciertamente el subconsciente lleva la batuta, señala sin duda aquello que ha sido de utilidad durante millones de años para la eficacia biológica del organismo, y el consciente se suele limitar a encauzar ese disparo, como ya he señalado.
    Saludos

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  10. Fernando, comparto tu análisis en su totalidad. Pero añadiré una reflexión más especulativa para no quedarme en una única frase.

    Si partimos del hecho obvio de que son las capas más primitivas de nuestra mente las que marcan las pautas conductuales y los objetivos (reproducción, seguridad, confort, etc.) podríamos suponer, por ejemplo, que el neocortex y sus funciones intelectuales más sofisticadas sólo se han desarrollado como aditamentos cuya única función es la de potenciar a las más primitivas (hacemos dientes de titanio para masticar mejor, fármacos para alargar la sexualidad, microscopios o telescopios para ver mejor, etc.).

    Sin embargo, aún siendo esto cierto, podemos considerar que cada nueva capa de complejidad, a pesar de haber surgido para potenciar y expandir a la precedente, adquiere sus propios objetivos que podrían llegar a sustituir o cuestionar, en mayor o menor medida, a aquellos de los que proceden.

    Por ejemplo, podríamos suponer que nuestro complejo organismo e incluso nuestra tecnología sólo es un avanzado revestimiento de seguridad para la preservación del replicador (la hebra de ADN) que llevamos dentro, que es el origen de todo y el que sigue controlando todo, incluso la flexibilidad adaptativa de nuestra mente, a través de la arquitectura neuronal que la hace posible y que está codificada en el ADN.

    Pero ya se está dando el caso de que en el neocortex aparecen objetivos que pueden entrar en conflicto con los del replicador egoísta que llevamos dentro (sobrevivir y duplicarse).

    Por ejemplo, la ingeniería genética nos va a permitir modificar ese replicador en base al objetivo de ser más felices.

    Te pongo un ejemplo: El replicador de ADN inventó el placer y el dolor para manejarnos en función de sus prioridades egoístas, pero la especie humana está en condiciones de remodelar a ese replicador omnipotente para obtener mayores dosis de placer sin tener la necesidad de cumplir, a cambio, todos sus designios.

    Incluso podríamos imaginar un futuro lejano en el que la especie humana, mediante nanotecnología recreara muevas versiones de las personas, desprovistas del replicador de ADN y cuyo diseño obedeciera únicamente a propósitos lúdicos y placenteros.

    En resumen, yo diría que las distintas fases y estructuras organizativas por las que la vida transita adquieren sus propios objetivos, aunque conservan buena parte de los antiguos, en la medida que siguen siendo necesarios para mantener los nuevos (por ejemplo, el de supervivencia, que es el único que no podrá cuestionarse nunca).

    Saludos.

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    1. Yack, estoy «casi» completamente de acuerdo contigo, pero permíteme una objeción acerca de la semántica de las palabras, que añade complicaciones a lo que dices. El objetivo de la supervivencia que dices, bien sabes que no es tal, que no hay objetivo, sino «un conjunto de sistemas y mecanismos que resultaron útiles para la supervivencia en el pasado que laboran en el organismo en relación a su funcionalidad». Ahora bien, esos mecanismos, además de ser perfectibles y falibles, fueron pergeñados en ambientes físicos y sociales muy distintos a los actuales, muy distintos a los del complejo mundo actual, y como tú bien dices, a veces chocan en sus respuestas encaminadas a la acción. Por otra parte, es indudable que una de las características principales del hombre es su plasticidad neuronal, lo que se traduce en plasticidad mental como modo útil de adaptación al medio, así que, por esas razones, la funcionalidad de un sistema o de un mecanismo puede variar al variar el medio considerado, de forma tal que pase a realizar otras labores o incluso a producir respuestas antagónicas a las que daba. Te pongo un ejemplo: La compasión es un sentimiento que surgió «para» facilitar la labor cooperativa y cohesionadora del grupo. Para que un individuo pudiera sentir compasión hacia otro resultaba necesario que ese otro fuera «uno de los nuestros» (familiar, clan tribu etc), mientras que hacia los demás (pertenecientes a otra tribu, p.e.) era factible la crueldad más que la compasión. De hecho cuando vemos que a alguien le ocurre una desgracia, según la afectividad que mostremos con ellas, es decir, según pertenezcan o no a nuestro grupo, activamos en dicho juicio la corteza prefrontal ventromediana (CPFVM), igual que si la desgracia nos hubiera ocurrido a nosotros. En cambio, si al que le sucede tal desgracia no es« santo de nuestra devoción», esto es, si es de grupo ajeno, activamos la corteza prefrontal dorsomediana (CPFDM). Es decir, el cerebro distingue entre el nosotros y el ellos. Bien, resulta que en la actualidad, y por motivos de necesidad afectiva generalmente, mucha gente ha hiperextendido el «nosotros» a los animales e incluso a las plantas, produciendo comportamientos que en el pasado hubieran sido fatales para la supervivencia del grupo y, derivativamente, para la supervivencia del propio individuo. Hoy es normal que un animal de compañía supla a un hijo y desplace así la necesidad y el impulso a tenerlo.
      Así que, en resumidas cuentas, el abocamiento a anteponer el amor los animales a cualquier otro amor, los suicidios, la exposición de la vida, sin aparente sentido, a peligros innecesarios (como los escaladores de las cimas más altas, como los deportistas de riesgo, como los mercenarios de la guerra etc), ponen en evidencia que en esas gentes los sistemas y mecanismos antedichos están descompensados, sino que producen acciones que no van encaminadas a la supervivencia ; esto es: los sistemas y mecanismos cerebrales de manera general, actúan salvaguardando la vida de la organización celular (se fijaron en el acervo génico por su demostrada utilidad en este sentido), pero en muchos individuos y en muchas ocasiones y frente ambientes sociales conflictivos, esos falibles sistemas fallan, producen acciones que disminuyen la probabilidad de supervivencia del individuo (Dawkins trató de minimizar esta circunstancia apelando al sacrifico para la supervivencia del grupo familiar, lo cual se sabe que es falso), así que, con propiedad, podemos hablar de que existe una tendencia en el hombre, que sostienen mecanismos y sistemas diversos, a velar por su supervivencia, y podemos añadir que a veces dichos sistemas y mecanismos fallan en su labor y falla aquella tendencia.
      Saludos

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  11. Fernando, comparto todas tus reflexiones y añadiría que nuestra empatía puede cambiar de signo con respecto a una misma persona en cuestión de segundos y pasar de amarla a odiarla en la misma proporción.

    Por ejemplo, podría darse el caso de que una porción de nuestra mente lógica, dedicada a la interpretación de nexos causales complejos, descubre por pura casualidad que nuestra pareja nos engaña con el vecino.

    En pocos segundos, y de manera automática e inevitable, algún dispositivo cerebral conmuta el interruptor emocional correspondiente a nuestra pareja, y tal vez al de nuestro vecino si es que lo conocemos, y pasamos de amarlos a odiarlos.

    Y a partir de ese momento, sus éxitos nos harán daño y sus fracasos nos proporcionarán alegría. Es pura ingeniería de supervivencia, pero sorprendentemente eficiente.

    Respecto a las interpretaciones especulativas de conductas aparentemente absurdas creo que es una labor arriesgada, aunque legitima, siempre que no se den por incuestionables los resultados.

    Mi teoría sobre la razón de que ciertos individuos arriesguen sus vidas sobrevolando estúpidamente el borde afilado de un acantilado es esta: Es adaptativo que en los grupos sociales existan individuos que gozan con el riesgo y otros que sufren.

    Combinando ambas tipologías en distinto grado, siempre tendremos al "héroe" que se arroja encima del mamut e intenta cegarlo con un hacha de piedra, para favorecer a sus más prudentes compañeros más asustadizos, que sufren con el riesgo y que tal vez compartan muchos genes con él.

    Pero estos individuos, heroicos por obligación, necesitan el riesgo para experimentar placer y cuando no hay mamuts, se ven obligados a arriesgar sus vidas para obtener placer pero sin con ello aportar beneficio a la comunidad.

    El escalador compulsivo arriesga su vida y con ello el bienestar de su familia, que lo ve partir, impotente, hacia una aventura tan arriesgada como absurda.

    Esto va en la línea que tú apuntabas sobre los desfases entre el entorno actual con aquel en que se gestaron ciertas características que han perdido gran parte de su utilidad, cuando no se han vuelto contraproducentes.

    Pero es lo que hay y nunca estaremos seguros de que las circunstancias actuales revertirán (guerras, cataclismos, desastres, pobreza, etc.) y tendremos ocasión de recuperar su utilidad perdida.

    La Naturaleza camina despacio y retrocede más despacio todavía, aunque gracias a la tecnología estamos a punto de cambiar ese pausado caminar.


    Saludos.

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  12. Juan Bautista3:20

    Yack, sigues confundiendo el gradualismo del proceso evolutivo con el gradualismo de las características y capacidades de los seres vivos por efecto de ese proceso evolutivo.

    Cada ser viviente, producto del proceso gradual de evolución, ha ido adquiriendo características y especializaciones propias útiles para subsistir en su particular entorno. Que yo conozca, no existe ninguna teoría, con o sin Darwin, que señale que todos los seres vivos tienen las mismas características y sólo difieren en grado. Si me equivoco en este punto, favor corrige mi error. La serpiente no tiene piernas y se arrastra; las aves vuelan. Creer que todos volamos pero unos más que otros no tiene ningún sentido. O se tiene la capacidad de volar o no se tiene.

    Siguiendo con la línea argumental, en este largo proceso de evolución - señala tú el período de tiempo que más te acomode - el hombre desarrolló una capacidad nueva que no existía en la naturaleza: la conciencia de sí mismo. Esta capacidad ha sido la base que le ha permitido conocerse y entenderse a sí mismo y a su entorno, entregándole una flexibilidad sin límites. ¿Acaso esto va contra lo que postula la teoría de la evolución? Me parece que no.

    Tu explicación de la diferencia de grados la sitúas en el eventual hecho que lo que diferencia al hombre de todos los animales es que el primero piensa a más largo plazo. Si es una diferencia de grados, entonces podrás realizar una jerarquización fundamentada de los animales que piensan a más largo plazo. Me gustaría conocer esa jerarquización. Si no hay jerarquización no existe la diferencia de grados.

    Mi postura y opinión es que el pensar a largo plazo es consecuencia directa de tener la capacidad de conciencia de sí mismo. Mientras más conocimientos acumule, a mayor plazo podré pensar (o predecir). El mayor plazo es producto del conocimiento acumulado y no de la gradualidad de la capacidad. Si tengo conciencia de mi mismo necesariamente podré pensar a largo plazo; sólo es cuestión de ir acumulando el conocimiento necesario. Esto es consistente con la realidad; con la historia del homo sapiens.

    El hecho de que el ser humano piense a largo plazo es, por lo tanto, una prueba fehaciente de que tiene conciencia de sí mismo. El resto de los seres vivos piensa a cortísimo plazo, que es lo mismo que decir que sus comportamientos son instintivos y reflejos. Es lo que tú denominas inteligencia de origen genético. Como no tiene entendimiento consciente no puede conocer y entender los fenómenos a su alrededor para ir incrementando progresivamente su conocimiento en un mismo estado evolutivo y así poder pensar a más largo plazo. Pruebas adicionales: nos ha sido imposible comunicarnos con otro animal; no se observa en la naturaleza ningún animal que presente, en un mismo estado evolutivo, cambios progresivos en su comportamiento, producto de los nuevos entendimientos, para incrementar sus probabilidades de subsistencia y, por último, la colosal diferencia que presenta el ser humano con el chimpancé, pese a que compartimos el 99% de los genes, desvirtúa cualquier argumento de diferencia de grados.

    Así las cosas, el ser humano incrementa día a día sus posibilidades de subsistencia. No requiere un nuevo estado evolutivo como sí lo necesitan el resto de los seres vivos. De otra forma seguirán haciendo lo mismo, porque no entienden.

    Saludos,

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  13. Juan Bautista13:39

    Yack, respecto del tema de la irracionalidad, tengo una óptica distinta de la que planteas. La irracionalidad en mi opinión tiene más que ver con un problema de voluntad que de intelecto, de capacidades cognitivas o lingüísticas. Alguien inmerso en una situación de irracionalidad es quien, por alguna razón que requiere ser investigada, decidió no aceptar un discurso o argumentación a la que cualquier otra persona, en las mismas condiciones, sería sensible. El irracional no es el que no sabe o no comprende algo (sería sencillo hacerle entender un error), el incapaz de resolver un rompecabezas o resolver un crucigrama, sino más bien el que erige una especie de barrera lingüística y se niega a escuchar al otro, a ponderar sus razones, sus explicaciones y justificaciones. La irracionalidad no se siente se exhibe. Es un asunto de carácter conductual. Lidiar con una persona irracional es tratar con alguien para quién, momentáneamente y para ciertos efectos específicos, el lenguaje perdió su sentido, su utilidad.

    Es dentro de una misma cultura dónde se exhibe la irracionalidad, ya que tiene que ver con lo que se estima es un ser humano normal dentro de ella. La irracionalidad aparece en la articulación de deseos, creencias y acciones, conformando un “todo” que entra en conflicto con el “todo” de otros y eventualmente con el de uno mismo. De una u otra forma todos participamos de situaciones de irracionalidad y seguramente más a menudo de lo que imaginamos. Por ejemplo, las relaciones padre-hijo, las relaciones de pareja, de amigos que se quieren, están plagadas de situaciones irracionales, como lo comprueba el sabio proverbio “quien te quiere te aporrea”.

    Saludos,

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  14. Juan, para ti la conciencia es el Bálsamo de Fierabrás. Sirve para todo aunque no sabes en qué consiste más allá de que es "lo que sirve para todo".

    La conciencia es gradual en el desarrollo de cada individuo y debió ser gradual en la evolución del homo sapiens. Y si no, elige una opción:

    - La conciencia apareció un buen día como producto de una supermutación, el efecto mágico del ADN basura, un soplo divino, un virus, un transposón haciendo de las suyas, una fusión casual de genomas.

    - La conciencia, como el resto de cualidades humanas, apareció gradualmente, por acumulación de pequeños e imperceptibles cambios en el ADN. Y no diré "mutaciones aleatorias" porque te niegas a entender lo que significa "aleatoria" en este contexto, y ya he desistido de explicártelo.

    Y la capacidad de pensar a largo plazo es el producto de la configuración del cerebro humano y puede darse en mayor o menor medida en cada individuo, no depende para nada de los conocimientos acumulados, se incrementa con la edad y también se reduce a partir de cierta edad.

    La capacidad de pensar a largo plazo es una habilidad asociada a la inteligencia y a la capacidad de imaginar y simular la realidad.

    Lo hacen todos los animales, porque cuando un animal huye de un peligro es porque ha visto, de alguna manera, lo que le puede ocurrir en el futuro y actúa para cambiar ese futuro en su favor.

    Otra cuestión es que esa capacidad abarque solo los próximos 10 segundos o se extienda a varios años.

    En cuanto a la irracionalidad tal como tú la defines, todos seriamos irracionales desde el punto de vista de nuestro oponente. Y eso es una definición inútil por los resultados arbitrarios y contradictorios que genera.

    Saludos.

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  15. Juan Bautista23:09

    Yack, sigues confundiendo gradualidad. Cuando las alas de las aves estaban desarrolladas en un 50% aún no servían para volar. ¿O volaban al 50%? Un tema es que las características o cualidades se produzcan mediante un proceso gradual y otro bien distinto es que la capacidad sea la gradual. Y tú lo sigues confundiendo.

    Los primeros homínidos datan de hace 7 millones de años. Su volumen craneal alcanzaba a 600 cm3. En el proceso evolutivo éste se ha ido incrementando gradualmente hasta alcanzar el tamaño que presentamos los humanos, unos 1.350 cm3. En el caso del chimpancé, su volumen craneal es de aproximadamente 330 cm3. Es decir, el del ser humano es alrededor de 4 veces mayor que el del mamífero que representa en términos evolutivos la mayor cercanía con el hombre. Aún más, se ha descubierto que tanto o más importante que el incremento de su tamaño, es la reorganización del mismo, como por ejemplo la faz ubicada bajo los lóbulos frontales, las asimetrías cerebrales y otros muchos aspectos que demuestran que además del incremento de volumen, el cerebro se reorganizó en una compleja estructura microscópica. Hasta el año 1980 los neurocientistas afirmaban que los cerebros de los mamíferos eran uniformes, pero hoy no es tema de discusión. Son radicalmente distintos en tamaño y organización.

    Entonces nuestros parientes más cercanos presentan diferencias radicales con nosotros. Y es obvio que no se produjeron en un día, sino en un proceso evolutivo gradual, de muchos cambios. Esto es lo mismo que el caso de las alas. Las grandes diferencias cerebrales necesariamente imponen diferencias intelectuales, y no sólo de grados sino también absolutas. Las primeras herramientas aparecen recién hace 2,6 millones de años y pertenecen a un homínido y no a un chimpancé. Esta capacidad de confeccionar herramientas antes no existía. Otra que no existía hasta la llegada del hombre es el lenguaje.

    Y en este blog, en la entrada “¿Qué es la Conciencia?”, tú mismo la reconoces, al igual que cualquier científico serio, como la facultad más valiosa del reino animal. En esa entrada creo haber descrito con bastante precisión mi opinión de lo que es la conciencia de sí mismo y sus características. Y porque sé en qué consiste es que estoy dando argumentos concretos. Estamos debatiendo respecto de su gradualidad y me parece que he dado suficientes argumentos que apoyan la tesis de que el hombre es el único ser vivo que tiene conciencia de sí mismo. Pero por alguna razón no los reconoces (pensar a largo plazo, comunicarse y modificar progresivamente el comportamiento). Y tu única respuesta es que todos los seres son inteligentes pero en distinto grado. Y cuando entramos al área chica, de las capacidades concretas (pensar a largo plazo, comunicación, etc.) no entregas argumentos objetivos.

    Yack, para pensar a largo plazo es requisito sine qua non contar con modelos predictivos. Sin ellos es estéril; simplemente no podemos. Y los modelos predictivos no son otra cosa que conocimiento. Y para conocer se requiere necesariamente de las tres características o manifestaciones potencialmente siempre presentes de este fenómeno simple, unitario y totalizador que es la conciencia: CONTEMPLACION, REFLEXION Y LIBERTAD, entendida esta última como capacidad de dirigir nuestra atención hacia las materias sobre las cuales deseamos contemplar y conocer.

    Dices que pensar a largo plazo no depende para nada de los conocimientos acumulados y acto seguido señales que “es la capacidad de imaginar y simular la realidad”¿? No nos enredemos con semántica. Es conocimiento. Y es de toda lógica pensar que mientras mayor sea el conocimiento mejor y a más largo plazo podre predecir y pensar. Sigues sin poder jerarquizar la capacidad de pensar a largo plazo para demostrar que la conciencia es una capacidad que la tienen todos los animales pero en distinto grado. Yack, el animal arranca sólo por instinto. Si se pusiera a pensar, como tú argumentas, aunque fueran sólo 10 segundos, ya estaría muerto.

    Saludos,

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