¿Hablando se entiende la gente?
En no pocas ocasiones hemos oído este aforismo, de naturaleza biempensante y casi beatífica que, por alguna oscura y desconocida razón, nos produce desazón y desconfianza cuando formamos parte del conflicto al cual se refiere. Esa es la razón, y no otra, de que lo hayamos encerrado entre interrogaciones en tanto desciframos la trampa que esconde.
En esta tertulia trataremos de contestar a la pregunta ¿Qué pretendemos realmente cuando entablamos un diálogo con un rival? ¿persuadirlo y obligarle a aceptar nuestras condiciones o comprender y asumir las suyas?
Y, si nos sentimos con ánimo, intentaremos resolver la cuestión de ¿por qué no funciona casi nunca el dialogo para solucionar conflictos? y, más interesante aún: ¿Realmente funciona en las pocas ocasiones en que parece funcionar?
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