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¿Son necesarios los mitos en la sociedad actual?

Desde siempre han existido dioses que dirigían el mundo desde las alturas inaccesibles del Olimpo y héroes o semidioses que representaban un compromiso entre la inalcanzable divinidad y la humanidad real y cotidiana. Seres que habitaban entre nosotros, pero investidos de poderes sobrehumanos.

En la sociedad moderna los semidioses que antaño caminaban entre nosotros han sido sustituidos por los mitos, seres humanos, sí, pero dotados de poderes extraordinarios que les convierte en objetos de deseo, en metas inalcanzables que despiertan envidia y admitación en el resto de los mortales.

En esta tertulia trataremos de profundizar en la comprensión de los mitos contestando a preguntas tales como:

¿Para qué sirven los mitos? ¿Nos ayudan a progresar estimulando nuestro instinto de emulación e iluminando nuestro camino hacia el éxito personal? ¿Nos producen frustración al mostrarnos un estado superior que nunca alcanzaremos? ¿Son útiles, inútiles, o perjudiciales para la sociedad humana?

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Yack:

El término "mito" admite, al menos dos significados diferentes: personajes que son venerados socialmente (héroes) y teorías falsas sobre la realidad que en algún momento o lugar se han aceptado como ciertas. Veamos ambos conceptos un poco más de cerca.

Los héroes

El ser humano es un animal social y, como tal, jerárquico. Para aunar voluntades y sincronizar esfuerzos es condición necesaria que los miembros de un grupo se sometan a un único criterio y a sola voluntad. La única forma posible de conseguirlo es elegir a un líder (el que se considera más capacitado para dirigir al grupo) y a continuación someterse a su voluntad y criterio, dejando a un lado las propias creencias, opiniones y deseos en favor de las del líder.

Para que el liderazgo pueda ejercerse eficazmente, se requiere la existencia de mecanismos psicológicos de naturaleza genética y de cierto acondicionamiento educativo (autoridad del padre) para dar soporte al comportamiento sumiso y colaborativo que se adopta en relación al líder.

Todo lo dicho anteriormente es cierto para las sociedades primitivas, en las que el éxito depende del buen funcionamiento de este mecanismo vital de supervivencia. Sin embargo, en las sociedades modernas, constituidas por millones de individuos que se desconocen mutuamente, opulentas y con un alto nivel de seguridad física que garantiza la cómoda supervivencia de todos sus miembros, el liderazgo se ha vuelto más "democrático" y suave en sus manifestaciones, en otros tiempos agresivas y amenazadoras.

Pero en tiempos de guerra, retornan las formas más brutales de ejercerlo debido a que el nivel de riesgo se incrementa hasta cotas equivalentes a las que soportaban las sociedades más primitivas. Por lo tanto, y según esto, podríamos afirmar que la democratización del liderazgo es más un efecto de la seguridad y la opulencia de las sociedades modernas que de la evolución social.

Volviendo a la sociedad moderna, en la que un liderazgo fuerte y amenazador no es ni necesario, ni siquiera conveniente, observamos que los mecanismos genéticos y culturales de sumisión y aceptación del líder se manifiestan espontáneamente en campos tan dispares como la música, el cine, la política, el deporte, etc. Estos líderes mediáticos suelen surgir después de haber demostrado algún talento o capacidad excepcional en algún campo de interés general y eso puede catapultarlos fácilmente al estatus de líder simbólico-mediático.

Los fans del líder mediático activan automáticamente los mecanismos ancestrales que les permiten aceptar las opiniones del líder, imitar su comportamiento y hacer propios sus deseos. De ahí que se entreguen a su adoración e imitación acrítica e racional. En resumen, se identifican con el líder y disfrutan con ello.

También la emergencia de un líder favorece la creación de grupos que se sincronizan entre sí (los club de fans, por ejemplo) para emprender acciones relacionadas con los intereses del líder. Este comportamiento gregario que resultaba útil y necesario para la supervivencia en tiempos pasados, puede considerarse en la actualidad una excentricidad de efectos casi siempre negativos.

Y la razón es que suele llevar a los seguidores fanatizados a imitar comportamientos perniciosos del líder, tales como el abuso de drogas, el despilfarro inmoderado, la inhibición de obligaciones sociales, etc. que tal vez él pueda permitirse, gracias a su privilegiado estatus, pero que suele resultar desastroso para sus fans que no disponen de su riqueza ni popularidad.

Los mitos mediáticos actuales son, por lo tanto, el producto comercial que viene a cubrir la demanda emocional que tenemos de un líder de la manada que nos dirija y nos proporcione un sentido vital (el suyo) para ser más felices, siguiendo el viejo mandato de la Naturaleza, un mandato que ha quedado obsoleto y anacrónico en la sociedades avanzadas, pero que sigue en vigor debido a la inercia evolutiva.

Los líderes podrían prestar grandes servicios a la comunidad si sus ideas y proyectos fuesen acordes y coherentes con la situación social de su tiempo, pero rara vez suele ser así. Por cada líder científico, pensador o deportista, surgen cientos de ídolos cuya única aspiración es divertirse a cualquier precio y por cualquier método. Y puesto que es más fácil y divertido, a corto plazo, seguir a este tipo de líderes, son estos los que predominan en nuestro tiempo, favoreciendo el deterioro de la sociedad antes que su regeneración.

Visiones fantásticas de la realidad

El otro tipo de mitos, referentes a historias, relatos y visiones fantásticas que pasan por reales, deben considerarse negativos sin paliativos como lo es cualquier falsedad o error que se tiene por cierto.

Los mitos son teorías o modelos equivocados sobre el mundo real que al ser aplicados para hacer predicciones, sólo aportan escenarios erróneos y conducen a los hombres a trampas mortales, en la medida en que creen en ellos y los aplican para resolver problemas reales.

Los mayas creían que el Sol, por ser rojo, se nutria de la sangre de los dioses y sacrificaban continuamente a ciudadanos inocentes pensando que con ello ayudaban a los dioses a elevar al Sol diariamente por el horizonte. La Santa Inquisición quemó a insignes pensadores porque sus revolucionarias teorías sobre el mundo no coincidían con la versión que ofrecía la Biblia, que se consideraba la fuente de toda verdad. Millones de personas han muerto por considerárselas culpables de crímenes que nunca cometieron al ser juzgadas a través de modelos míticos de la realidad.

Los mitos surgen porque el hombre necesita modelos de la realidad para orientarse en el mundo y si le falta inteligencia o los datos necesarios para crear modelos coherentes con la realidad, recurre a modelos equivocados. Cuando la realidad no coincide con las predicciones de estos modelos equivocados, reinterpretan la realidad para que encaje con su modelo, como les ocurre a los creyentes cuando no ven cumplidas sus peticiones a la divinidad.

Si un pueblo cree que la lluvia es un regalo de los dioses y que a los dioses les agradan los sacrificios humanos, cuando sufran una sequía a pesar de haber realizado los sacrificios habituales, no cuestionarán su modelo de los dioses, sino que aumentarán el número de sacrificios interpretando que los dioses no están todavía satisfechos.

Los mitos no sólo son modelos equivocados o poco eficaces para la interpretación de la realidad, sino peligrosas trampas que producen víctimas reales y que en no pocos casos han aniquilado a civilizaciones enteras. No podemos culpar a estos pueblos por sus trágicas equivocaciones, pero tampoco podemos considerar que sus creencias eran respetables hasta el punto de permitir que invadan nuestras mentes en el siglo xxi y desplacen a los modelos coherentes con la realidad de que disponemos. Sería el caso de emplear apucuntura en sustitución de un tratamiento médico.

La verdad y el conocimiento del mundo real, es lo que nos ha elevado sobre los animales y no es éticamente legítimo ni racional justificar modelos equivocados cuando ya se dispone de información para desecharlos y sustituirlos por otros auténticos.

Afortunadamente, en el siglo xxi y en las sociedades avanzadas, la ciencia ha conseguido fabricar modelos de la realidad coherentes, de creciente precisión y, lo que es más importante, sin errores significativos. La ciencia ha desarrollado un método eficaz y prácticamente infalible para someter a prueba la coherencia y veracidad de cualquier modelo, al margen de la subjetividad sesgada del observador. Y gracias a ese poderoso procedimiento, el hombre ha podido escapar para siempre de la trampa mortal del error pertinaz que amenazaba su vida y su dignidad.

El problema es que aún hoy día, un incomprensiblemente elevado porcentaje de personas que viven en las sociedades avanzadas, siguen manejando modelos-mito equivocados (parapsicología, religión, medicinas alternativas, adivinos, astrología, materialismo dialectico, etc.), porque no se han tomado el trabajo de informarse de cuales son los modelos y opiniones que la ciencia aporta sobre esos temas.

Y el origen de esta situación lamentable, ominosa y peligrosa que afecta a la totalidad de los países subdesarrollados y a buena parte de los desarrollados, está en que en la escuela no se enseña a los niños a discriminar los modelos falsos de los correctos. Y por si eso fuese poco, se les enseña como cierto, el mayor mito que nunca existió: la religión, con su explicación mágica del universo (el Génesis), de las leyes que rigen el mundo (la voluntad de Dios) del destino del hombre (el Paraíso o el Infierno) y de cómo debe ser su conducta (ser un buen católico/protestante/budista, etc.).

Como única solución para erradicar definitivamente todos los mitos y devolver al hombre la dignidad de su racionalidad y las grandes ventajas que supone el manejar modelos de la realidad coherentes con ella, proponemoso, una vez más, la solución de siempre: Crear una asignatura troncal que tenga como único objetivo el desarrollo en el alumno de la capacidad para discriminar los modelos erróneos de los correctos, una capacidad que no tiene ni el 1/1000 de la población más educada de los países avanzados.

Pero el problema es que, si bien los individuos pueden tener conciencia de que ignoran tal o cual teorema matemático o la tabla periódica de los elementos, son, en cambio, incapaces de comprender y darse cuenta de que no saben distinguir si ciertas teorías son mitos o realidades porque carecen de una formación mínima que le permita afrontar esa tarea, por lo demás, bastante fácil de aprender.

El sistema educativo prefiere apostar por enseñar teoremas matemáticos que jamás se utilizarán y que se olvidarán en menos de una semana, antes que mostrar a los alumnos la manera de salir del error y de orientarse en dirección a la verdad, o al menos saber utilizar la brújula que les ayudará a encontrarla.

Añadiré que junto con la inclusión de esa asignatura, sería irrenunciable la erradicación absoluta de la religión de todos los programas educativos, en cuanto que representa un modelo rigurosamente falso de la realidad. Este modelo pretende nada menos que interpretar la totalidad de la realidad externa e interna al ser humano en base a la existencia de seres, entidades y procesos espirituales inventados hace cientos de años por analfabetos funcionales.

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Warrior:

Etimológicamente el término mito significa palabra. Son muy abundantes las teorías que a lo largo de los siglos se han elaborado para establecer el origen de los mitos. Todos los grupos humanos y sociedades conocidas tienen desarrollados más o menos unos mitos, por lo que no es de extrañar que el estudio de los mitos de unos pueblos u otros llegue a conclusiones distintas.
También hay que tener en cuenta que estos estudios se han llevado a cabo desde disciplinas diferentes. Así los antropólogos lo han estudiado desde el punto de vista de la explicación que un pueblo da a sus orígenes, la sociología ha tenido en cuenta la organización social y la lingüística, la forma de narrarse el mito.
Hoy se considera que no debe tenerse en cuenta una sola perspectiva, sino todas de manera simultánea, por lo cual se acepta este origen como la explicación que se da el pueblo primitivo de las causas de los fenómenos de la Naturaleza, de manera que imaginaba unas fuerzas que los provocaban, y consecuentemente, se sometía a su poder con súplicas. Así el rayo y el trueno eran considerados producidos por la cólera de un dios, y del mismo modo se hacía con los demás fenómenos naturales. La vida de los dioses se consideraba como la de los hombres, aunque sin sus limitaciones. Esta concepción personal y familiar de los dioses se extendía hasta la sociedad, de modo que el rey o jefe era considerado descendiente de un dios, y de ahí nacen los héroes y heroínas.
En los mitos suelen aparecer mezclados muchos elementos: unos hacen referencia a la creación del mundo; otros al origen de los dioses; y también, a la aparición del hombre, al porqué de determinadas instituciones políticas, sociales o religiosas y, por último, hay otros que se imaginan la vida de ultratumba y aquellos llamados morales y que se refieren a la lucha de principios contrarios como el bien y el mal o ángeles y demonios. Por todo ello, la realidad sociocultural del mito se hace muy compleja.
Indudablemente, para Occidente es la mitología clásica Griega la que nos ha influido en nuestra cultura. Baste recordar en literatura El Ulises de James Joyce o en ciencias el mito de Edipo que le sirvió a Freud para dar nombre al trastorno psicológico conocido como complejo de Edipo.
Sentadas las bases de la importancia del mito en la antigüedad, llegamos a la pregunta de nuestro tema ¿Son necesarios los mitos en la sociedad actual? Parece que en el grado de desarrollo de la ciencia al que hemos llegado no harían falta. Sin embargo, parece que sigue habiéndolos no en el grado de dioses para explicar los fenómenos naturales y las conductas, pero sí en el de héroes y heroínas.
Para referirme a los héroes debo citar al escritor británico del siglo XIX Thomas Carlyle autor del magnífico libro Los héroes. Carlyle define tres civilizaciones sucesivas e históricas, dejando aparte, la prehistoria. Esas tres civilizaciones de la Europa histórica las denomina: Antigüedad y Paganismo, Cristianismo y Edad Media, y Tiempos Modernos, tres épocas que contienen dos transiciones; asistimos a la segunda.
Un hecho fundamental que nos dice Carlyle es que aunque nos parezca mentira que aquellos hombres creyeran en esos mitos, sin embargo parece ser que si lo hicieron porque lo vieron como alegorías. Estas alegorías les servían para explicarse el mundo.
Para Carlyle la sociedad está fundada sobre el culto a los héroes: reverencia y obediencia que tributamos a hombres verdaderamente grandes y sapientes. La Historia del mundo es la biografía de los grandes hombres. Estos son los citados por Carlyle: Odín, Mahoma, Dante, Shakespeare, Lutero, Knox, Cromwell y Napoleón.
Recordemos que estos son hombres hasta el siglo XIX que no están todos los que son, pero si son los que están. Pasemos al siglo XX y XXI. ¿Cuáles son los héroes y mitos de nuestros días?
Pienso que al principio del siglo XX fueron las estrellas del cine los mitos, con alguna excepción en otros campos (¿Lindbergh quizá?). La primera estrella de cine que alcanzó el mito fue Rodolfo Valentino. Cuando murió hubo incluso suicidios de personas que no pudieron aguantar su muerte. Luego ha habido otros: Marylin Monroe, Elvis Presley , James Dean,……..
Hoy los mitos son los cantantes de música Pop y algún deportista.
Mi reflexión es que si esto es así, ¿qué es lo que ha pasado en la sociedad para que nuestros héroes sean estos? ¿Tienen algo que ver por los citados por Carlyle? Si es cierto lo que dice el autor que la sociedad está fundada sobre el culto a los héroes, y parece que esto es cierto, pues nuestra sociedad está en franca decadencia y uno de sus síntomas es esta de clase de “héroes” que admiramos, ¿en qué se les puede reverenciar y obedecer? La mayoría tienen vidas rotas: divorcios, drogas, escándalos en fin un reflejo de nuestra sociedad.

12 comentarios:

  1. Anónimo22:50

    eres muy materialista, crees que lo único que aporta verdades es la ciencia? acaso la ciencia nunca se equivoca? de hecho cuando la ciencia se equivoca, al tener más credibilidad, tiene peores consecuencias que las de los místicos, medicinas alternativas y para-psicólogos. De verdad crees que no hay algo más allá de lo terrenal?
    saludos

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  2. Por ahora no se ha podido demostrar que haya algo más allá de lo terrenal. Y la ciencia se limita a descubrir las leyes que gobiernan el universo para que cada cual las use como considere conveniente.

    Si no fuera por la ciencia, viviríamos en condiciones mucho peores, así que, aunque no sea perfecta, es lo mejor que tenemos, con diferencia.

    Saludos.

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    1. ¿De qué clase de demostración hablas? si estás hablando de la demostración científica, te estás encerrando en ti mismo y en lo que crees, pues no toda la realidad puede medirse con la vara de la ciencia. Además eres conformista al decir que es lo mejor que tenemos.

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    2. Anónimo0:59

      que asco estas paginas no dicen lo que necesito;por que el hombre recurre al mito?

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    3. Deduzco a propósito de tu comentario que no has leído la entrada principal. Y creo que lo que buscas, si no estás dispuesto a tomarte la molestia de leer la entrada, se resume en dos palabras: comodidad e ignorancia.

      Saludos.

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  3. Quien afirma que hay algo más allá de lo terrenal es el que tiene que demostrarlo. No se puede demostrar la no existencia de algo intangible o indetectable.

    La ciencia no abarca toda la realidad porque hay sectores que por su compleja naturaleza no permiten predicciones precisas, como por ejemplo, cuanto durará una pareja de recién casados.

    Tampoco puede ayudarte a elegir un vestido que te siente bien pero es la única instancia que ha demostrado ser útil para ampliar nuestro conocimiento profundo de la realidad, más allá de lo que resulta obvio (las piedras caen hacia abajo o no es posible respirar dentro del agua).

    Saludos.

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  4. Anónimo19:10

    El análisis del uso en la antigüedad del mito es amplio y asiduo aunque no aportáis referencias y/o estudios hechos por expertos que apoyen vuestras ideas, sin tener en cuenta la veracidad o falsedad de este.

    La segunda parte flojea un poco pero sigue siendo un buen análisis, pero mientras que el segundo intenta ser objetivo; el primero es demasiado subjetivo en su análisis e incluso puede llegar a ofender a algún grupo de la sociedad.

    Aunque sea una exposición de una opinión, esta deb ser lo más objetiva y comedida posible.Tambien os sugiero una mayor investigación del tema y la aportación de hechos por instituciones/expertos o eminencias sobre el tema (argumentos de autoridad) que apoyen vuestras ideas y citar las referencias utilizadas dándole así un mayor peso a vuestra opinión.

    Un saludo.

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  5. Amigo Anónimo, no creo demasiado en los argumentos de autoridad, y menos en filosofía y por eso prefiero dar mi propia opinión basada en el sentido común y en la experiencia acumulada.

    Además, así hay más campo abierto al debate y cada cual puede exponer su propia opinión con total libertad y sin complejos.

    Escucharé con interés cualquier objeción que se te ocurra a lo que he escrito.

    Saludos.

    Saludos.

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  6. que supone la sociedad historica para el mito?

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  7. No estoy muy seguro de entender tu pregunta pero me arriesgaré a contestarla:

    Buena parte de los mitos hunden sus raíces en la tradición, es decir, en información imprecisa e indemostrable que se basa únicamente en creencias transmitidas a través del tiempo y del espacio.

    Se asume como norma general que si una creencia se ha generalizado y ha traspasado el filtro del tiempo (como es el caso de las religiones) debe poseer sólidos fundamentos, aunque no se tenga constancia directa de ellos.

    Así, el cristianismo tiene su raíz y fundamento en unos escritos de autores desconocidos plagados de fantasías e imposibilidades físicas que sin embargo son considerados como la demostración palpable de las convicciones de los creyentes en el cristianismo.

    Sin embargo, hoy sabemos gracias a la ciencia, que el hecho de que una creencia se haya universalizado y haya sobrevivido al tiempo no significa que sea correcta. Pero cuando una creencia nos proporciona ilusión y satisfacción emocional, puede persistir aunque contradiga el sentido común y los conocimientos y predicciones científicas.

    Si además se da la circunstancia de que no existen pruebas contrastables, como es el caso de ciertos mitos históricos, resulta imposible siquiera ponerlos en entredicho.

    Así somos los humanos y eso es lo que hay.

    Saludos cordiales.

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  8. Anónimo10:01

    Me puedes decir ideas acerca de que los mitos NO sean necesarios

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    Respuestas
    1. Bueno, en realidad los mitos implican creencias falsas y las creencias falsas no solo no son necesarias sino que son contraproducentes.

      Los aztecas sacrificaban a miembros de su sociedad porque creían que su sangre era necesaria para que el sol saliese cada mañana.

      Adorar a Hitler tampoco parece que diese muy buenos resultados.

      El lado positivo de los mitos, si es que existe, es que permite agrupar a muchas personas bajo un mismo objetivo y coordinar sus esfuerzos o reducir sus rivalidades.

      Por ejemplo, dos grupos humanos que se encontraban en su peregrinar, si compartían una serie de creencias religiosas, podían colaborar en lugar de enfrentarse.

      Creer que Dios estaba de tu parte, podía darte ánimo para luchar con más animo en una batalla.

      Creer en el mito de la nación, regida por un rey que había obtenido su poder de la divinidad, ayudaba a mantener el orden y eso era muy positivo frente a la anarquía.

      En fin, que como casi todo lo que existe, tiene su razón de ser, y a veces, hasta los errores tiene efectos positivos si son empleados como estructuras organizativas y de sincronización de las mentes humanas.

      Pero, idealmente, sería preferible prescindir de los mitos y regirnos por ideas correctas o basadas en el sentido común.

      Por ejemplo, en lugar de creer en el poder de un monarca, deberíamos poder organizarnos respetando la idea democrática de que es necesario renunciar a los propios deseos en beneficio de una convivencia pacifica y que esta debe basarse en un sistema democrático.

      Pero si el nivel cultural de la gente no da para eso, es preferible un mito que puedan entender aunque sea falso pero que aún así, cumpla con su función vertebradora.

      Saludos.

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