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La imaginación al poder

Es opinión generalizada que el poder es conservador por naturaleza. Y eso es comprensible si consideramos que cualquier cambio que viene de fuera puede poner en peligro la pervivencia de la casta gobernante.
De hecho, los gobernados con aspiraciones a gobernar, suelen emplear como ariete nuevas teorías sociales, políticas, religiosas o económicas para abrirse brecha hasta el mismo corazón de poder establecido, con el objetivo de desbancarlo.
En esta tertulia se considerará el significado de esta emblemática frase del Mayo francés y su validez en el siglo xxi.


Yack:

El Mayo francés es un ejemplo claro de cómo las ocurrencias, léase “imaginación” pueden irrumpir masivamente en el escenario social y tomar al asalto el sentido común establecido.

La sociedad humana, que al principio estaba formada por pequeños grupos tribales, se ha ido complejizando en la medida que se ha conformado en grupos de millones de individuos que, además, han asimilado a su dinámica interna la revolucionaria tecnología desarrollada en los últimos siglos.

Aunque pueda parecer fácil organizar a millones de seres humanos, la historia se ha encargado de demostrar que no lo es y que la guerra y el conflicto es el estado natural de las sociedades humanas.

La clave de ello está en que la sociedad es mucho más que la suma de individuos en cuanto supone una nueva capa de complejidad con su propia dinámica, sus propias leyes y su propia evolución, de la misma manera que la colmena y el hormiguero son entidades con vida propia más allá de los individuos que las conforman.

En efecto, la sociedad humana es una especie de hormiguero muy especial, en la medida en que sus miembros no se gobiernan por una conducta rígida y determinista como la de las abejas y hormigas, sino flexible y adaptativa. Gracia a esta flexibilidad hemos podido configurar “hormigueros” diferentes en cada momento, lugar y situación. Dependiendo de las circunstancias reinantes, nuestros grupos sociales se reconfiguran espontáneamente hasta alcanzar un estado de equilibro optimizado.

Sin embargo, el hecho de que el hombre sea la unidad organizativa de la sociedad y que esté dotado de entendimiento, no significa –y aquí está el gran error del mayo francés- que el individuo comprenda cabalmente las fuerzas que rigen la dinámica de la sociedad que habita ni los principios organizativos en los que se basa. Sin embargo, la naturaleza racional y exploratoria de la mente humana le impulsa a intentar comprender las leyes del hormiguero y a elaborar modelos que le permitan gobernar y controlar estas fuerzas que le condicionan y le arrastran de un lugar a otro, aun en contra de su propia voluntad.

Por desgracia, el problema de la organización social, aunque en apariencia simple, era demasiado complejo para ser abordado con éxito hasta la aparición de la teoría de la evolución de Darwin. No se trata de que esta teoría pueda hacer predicciones fiables sobre la sociedad humana, sino de que es capaz de situar el problema en su autentica dimensión y abrir un nuevo horizonte en el que ya sí es posible orientarse hacia la consecución de modelos sociales de creciente eficacia y utilidad.

Sabemos, desde el paradigma darwinista, que en un ecosistema natural, intervienen y compiten numerosas fuerzas e intereses y que el ecosistema representa el equilibrio óptimo que se ha alcanzado después de un largo periodo de ensayo y error.

Si añadimos o eliminamos una especie animal de un ecosistema resulta muy difícil predecir cómo afectará al sistema global porque las interacciones son tan complejas y sutiles que la mente humana carece de la capacidad de modelización y computación necesaria para realizar pronósticos fiables sobre el resultado final que se alcanzará.

Por idéntica razón, la sociedad humana es un ecosistema en que intervienen millones de fuerzas diferentes que han alcanzado el equilibrio a través de muchos miles de años de lenta evolución.
Eso significa que aunque puedan existir normas, costumbres, creencias, valores morales o leyes, cuyo interés sea de difícil comprensión y, eventualmente, injustas o nocivas, no por ello debe descartarse que puedan esconder alguna utilidad oculta en el objetivo, de mayor rango, de mantener la estabilidad y la eficiencia de la organización social como un todo, como un gran hormiguero social. Por ejemplo, una religión falsa que mantiene a los miembros de la comunidad aterrorizados puede, pese a todo, desempeñar un papel útil en la evitación de una lucha interna por el poder que sería aún peor.

El peligro latente en toda sociedad está en que un grupo de individuos evalúe la situación desde un punto de vista simplista y se crea capacitado y legitimado para eliminar, añadir o cambiar normas sociales, por el simple hecho de que a ellos no les parezcan bien.

Siguiendo esta tentación de revolución social rápida, basada en ocurrencias podemos, por ejemplo, eliminar los tabúes sexuales, y encontrarnos, a la vuelta de dos generaciones, con que la familia pierde su función esencial de educar a los nuevos ciudadanos para convertilos en miembros útiles que se puedan integrar en la maquinaria social.

Si se cuestiona la autoridad, pueden romperse o enredarse los invisibles cables que mantienen unidas las estructuras sutiles de la organización social y, como consecuencia de ello, abrirse un periodo de agitación social o guerra civil.

Lo que ocurrió en el mayo francés fue una propuesta de revolución ideológica y social, desde el supuesto de que toda la normativa vigente, legal o factual formaba parte de un error generalizado, como lo fue en su momento la creencia en una Tierra plana y que, por lo tanto, se podía y debía sustituir por un modelo basado en la lógica humana.

El problema subyacente, que ellos obviaban, era que todas esas normas o al menos la gran mayoría de ellas, formaban un entramado sutil pero eficaz que posibilitaba el correcto funcionamiento de la sociedad y que además poseía la flexibilidad suficiente para adaptarse, en tiempo real, a los cambios objetivos (nuevos avances tecnológicos, por ejemplo) que se fueran produciendo.

El resultado de aplicar esas ocurrencias, aunque solo haya sido a través de inocuos eslóganes altisonantes con gran poder de difusión en el nuevo paradigma de la comunicación globalizada, ha sido el de degradar la eficiencia del mecanismo social.

A medida que esas ocurrencias han ido permeando el tejido social se ha ido produciendo, entre otros cambios, la quiebra del principio de autoridad en todos los niveles organizativos con la erosión progresiva del Estado, del sistema judicial y policial, de la educación, de la paz ciudadana, de la familia, de la educación de los hijos, de las escuelas y universidades, de la política internacional, etc. etc.

El gran error que está en la base de todo este proceso de deterioro, es ni más ni menos que el grito que da título a este artículo –“la imaginación al poder”-, que viene a ser un intento adolescente de sustituir el conocimiento “oculto” acumulado a través de la evolución social por una serie de ocurrencias simplistas, fruto de aspiraciones egoístas de adolescente disfrazadas de altruismo humanista y desacomplejado.

En definitiva, la peligrosa y costosa iniciativa de los aprendices de brujo.

Para terminar pondré un ejemplo real que puede servir para aclarar aún más la tesis que acabo de exponer:

Los circuitos electrónicos se suelen fabricar a partir de componentes de propiedades conocidas (resistencias, condensadores, transistores, etc.) que son ensamblados por una mente humana siguiendo un plan lógico para alcanzar un determinado propósito.

No hace mucho que unos informáticos concibieron la idea de obtener circuitos electrónicos introduciendo en un programa evolutivo las propiedades de los componentes electrónicos y dejando que diferentes combinaciones de ellos lucharan entre sí y mutaran en su configuración para alcanzar un objetivo previamente establecido.

El resultado sorprendente, o no tan sorprendente, fue que aparecieron circuitos electrónicos de una eficiencia superior a los diseñados por expertos, cuya configuración, además, resultaba incomprensible para los especialistas. Pero lo auténticamente relevante para lo que aquí nos interesa, era que, pese a presentar diseños aparentemente absurdos, funcionaban mejor que los diseños “lógicos”. Ni que decir tiene que cualquier intento de mejora de estos circuitos “contrahechos”, mediante la introducción de cambios “lógicos” se traducía en una disminución de rendimiento o en una disfunción grave.

La razón última de esta aparente paradoja reside en que el sistema de diseño basado en la selección natural, no es directamente comprensible a la mente humana, pero esto no es obstáculo para que resulte más eficiente que cualquier diseño de factura humana.

Esto nos lleva a considerar que no es legítimo pretender mejorar la sociedad humana mediante ocurrencias simplistas, por muy lógicas y razonables que nos parezcan, porque la genialidad que subyace en el diseño evolutivo que presenta nuestra sociedad, no siempre resulta evidente ni directamente accesible a la comprensión humana. Sólo desde la humildad que procede de la comprensión profunda del principio del diseño evolutivo, es posible acercarse al diseño de la sociedad humana y aspirar a intervenir en él con posibilidades de éxito.

Por lo tanto, y en resumen, hay que ser muy respetuoso con el valioso conocimiento implícito de nuestra organización social y limitarse a aplicar pequeños cambios que atiendan a las nuevas necesidades que generan los cambios tecnológicos y ambientales. Hay que confiar y respetar el conocimiento oculto en el diseño evolutivo y no abrir periodos de remodelación brusca basada en las ocurrencias poéticas de estudiantes y sindicatos, como ocurrió en el mayo francés y ahora estamos padeciendo.

2 comentarios:

  1. Te felicito por tu blog, me ha gustado mucho y lo voy a incluir entre mis preferidos. Tu visión del Mayo francés me gusta y mucho más desde que se ha rescatado desde los puntos de vista marxistas la teoria de la autoridad, es precisamente esa teorización la que más me interesa de los nuevos desarrollos del marxismo que tanto se parecen (aun sin ser la misma cosa) que la colectivización que proponemos algunos desde Internet.

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  2. Gracias Paco por tus comentarios. Todas las teorías, hasta el mismo Marxismo, son rescatables desde otro nivel, a condición de tomar de ellas lo que es útil aquí y ahora y descartar lo nocivo. Pero siempre nos enfrentaremos con el problema de determinar qué es útil y qué es nocivo. La única forma de no volverse a equivocar es hacer los cambios despacio y comprobando los efectos que provocan, siguiendo el modelo darwinista, el mismo que nos convirtió en seres humanos a partir de gusanos.
    Saludos cordiales.

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