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¿Necesitamos evadirnos de la realidad?

Con frecuencia oímos o utilizamos expresiones tales como “a veces hay que evadirse…”, “Antonio se está continuamente evadiendo de sus problemas…” etc.

En esta tertulia trataremos de definir con mayor precisión el concepto de “evasión” y profundizaremos en él, a fin de determinar para qué, cuándo y cómo nos evadimos. También intentaremos determinar si se trata de una actividad positiva o perjudicial para el individuo y su entorno.

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Yack:

Empecemos por identificar las conductas que suelen calificarse como formas de evadirse de la realidad:

1 Desconexión de la atención

Esta evasión se produce cuando dejamos que la atención se desconecte de la actividad que estamos realizando en ese momento y se sumerja en una recreación mental imaginada o recordada, ya sea placentera o referida a un problema que nos acucia.

Positivo: Se revisan las experiencias pasadas y se identifican posibles errores que cometimos. También se elaboran planes futuros considerando las posibles dificultades que se pueden presentar y resolviéndolas por anticipado, lo que nos lleva a un nuevo plan con mayores posibilidades de éxito.

Como ejemplo podríamos considerar al enamorado que imagina diferentes fórmulas de declarar exitosamente su amor a la persona amada o el atracador que imagina una y otra vez su plan.

Negativo: Podemos reducir nuestra eficacia en la tarea que estamos realizando. Cuando estamos absorbidos por una fantasía intensa nuestro nivel de atención y de eficiencia puede disminuir hasta el punto de comprometer el resultado. Es el caso típico del estudiante que continuamente pierde la atención y se sumerge en fantasías más agradables que las materias que estudia.

2 Drogas químicas o adicciones

En este caso, el individuo abandona la interacción con la realidad utilizando un mecanismo de naturaleza química (las drogas) que desencadena la producción masiva de endorfinas, o lo que es lo mismo, de placer y felicidad.

En este tipo de evasión, el individuo se hace cada vez más dependiente de la fuente de placer representada por la droga y le resulta muy difícil y costoso regresar al mundo real, donde las satisfacciones escasean y solo se consiguen a cambio de un esfuerzo persistente.

Es una trampa de difícil salida que condena al individuo al ostracismo, a la enfermedad y a la marginación social, al volverse incapaz de aportar su trabajo a la sociedad.

3 Participación en realidades virtuales

Dado que la vida cotidiana suele estar cargada de obligaciones incómodas, al individuo siempre le es posible accede a realidades amables en las que se sumerge para desconectarse temporalmente de su entorno ingrato. Las realidades virtuales pueden ser muy variadas: lectura de evasión, teatro, cine, televisión, videojuegos, etc.

Positivo: Puesto que la realidad virtual tiene muchas de las características de la realidad cotidiana, además de placer, puede obtenerse información, normas de conductas más eficientes, mayor eficacia en la integración con el entorno a través de las estrategias aprendidas, etc. Por ejemplo, podemos conocer otras culturas, comportamientos ejemplares, nuevas técnicas de relación, enfoques novedosos de abordaje de la propia existencia, etc.

Negativo: Puede crear cierto grado de adicción en la medida que el entorno real resulte frustrante, lo que dificulta cada vez más invertir energía en la vida cotidiana. Es el caso del mal estudiante que aprovecha cualquier ocasión para sumergirse en la realidad virtual de los videojuegos o de los telefilmes televisivos. Las realidades virtuales pueden volverse adictivas y ejercer una influencia similar a la de las drogas, en cuanto proporcionan endorfinas a coste cero, creando una barrera cada vez más sólida entre ellas y el mundo real.

Al abandonar el mundo real y el esfuerzo asociado, se pierde competitividad y finalmente se paga en aislamiento, pobreza, etc.

4 Vacaciones

Las vacaciones es otra forma de evasión propia de las sociedades ricas donde se puede vivir confortablemente sin tener que trabajar durante todo el tiempo disponible.

Las vacaciones permiten desconectar durante un tiempo de la actividad laboral, que puede ser agobiante en algunos casos, y realizar actividades supuestamente divertidas.

Positivo: En los casos de trabajos estresantes, proporciona un descanso que permite retomar el trabajo con mayor ímpetu y optimismo.

Negativo: Tiene un alto costo y pocas veces cumple con las expectativas que prometen los folletos publicitarios. Salvo en raras ocasiones, las vacaciones sólo suponen un cambio del tipo de problemas y no es infrecuente que el sujeto esté deseando que se terminen.

Esto es así porque no es fácil sacar placer de un entorno desconocido (en el caso de los viajes a países exóticos), en el que no se tienen tareas ni retos que realizar. La felicidad se suele producir cuando el sujeto percibe que a través de su esfuerzo eficiente se acerca a la meta deseada y las vacaciones sólo son la meta, desprovista del elemento de lucha y trabajo antes mencionado.

Resumiendo, podríamos decir que el individuo tiene el compromiso de desempeñar una tarea productiva, que sea útil para él y para la comunidad. Sin embargo, cuando la actividad que está realizando no ocupa la totalidad de su mente, ésta puede evadirse hacía fantasías del tipo 1.

En las sociedades más ricas, los individuos sólo trabajan 8 horas, 5 días a la semana y, además, disponen de vacaciones y de largas jubilaciones. Ese tiempo libre, cada cual puede emplearlo en las actividades que más satisfacción le proporcione. La única condición que debe cumplirse será la compatibilidad con su bienestar y con el de su familia. Por ejemplo, no sería aceptable que utilizara ese tiempo libre para evadirse jugando a las maquinas tragaperras o costeándose onerosos cruceros que perjudicaran seriamente la economía familiar.

Es decir, primero está el deber y luego la evasión y las dosis de uno y otra tienen que decidirse de tal forma que no comprometan la estabilidad y sostenibilidad de la vida del individuo en relación con su entorno social.

Por último añadiré que a veces una actividad, que es de tipo evasiva, puede transformarse en trabajo productivo, como sería el caso de un escritor de éxito que vende sus poesías o un cineasta que vive de realizar películas. Estas actividades, típicamente de evasión, pueden convertirse en una profesión, aunque son pocos los afortunados que pueden trabajar en actividades que para la mayoría son evasión que han de pagar con las ganancias obtenidas en actividades incómodas y poco gratificantes. Lo ideal, por tanto, sería elegir una profesión o actividad cuyo desempeño nos produzca satisfacción y así nos ahorraremos muchos recursos en comprar evasiones que nos proporcionen pequeñas dosis de felicidad compensatoria. Así sería más inteligente elegir una profesión que nos ilusionara con un sueldo reducido que otra poco apetecible, pero con una alta remuneración.