Prejuicios
Un prejuicio es una opinión o creencia preexistente, es decir, que no surge como resultado de un razonamiento o reflexión.
Por alguna extraña razón, se suele considerar los prejuicios como formas de pensamiento sesgado, injusto y casi siempre equivocado. Sin embargo, es fácil ver que los prejuicios son necesarios para enfrentarse con los retos que nos plantea la realidad. Es un prejuicio suponer que si nos arrojamos desde un sexto piso moriremos o sufriremos graves daños. Y es un prejuicio porque nunca lo hemos hecho y tal vez nunca hemos visto a nadie hacerlo.
Pero si no contásemos con ese prejuicio, tendríamos que probar por nosotros mismos los efectos de arrojarnos al vacio y eso sería absurdo y letal. Es evidente, por tanto, que la mayor parte de los conocimientos que manejamos en nuestra vida cotidiana son prejuicios. Entonces ¿por qué tienen tan mala prensa los prejuicios?
El enigma queda al descubierto si tenemos en cuenta que, en realidad, se llama “prejuicio” a las creencias de nuestros semejantes con las que no estamos de acuerdo. Una misma creencia puede ser estimada como conocimiento cierto o como un error y sólo en el segundo caso se le llama “prejuicio”. Por ejemplo, la proposición “La inmigración ilegal perjudica al país anfitrión” puede ser considerada una creencia correcta o un prejuicio en función de las creencias del receptor.
En esta tertulia trataremos de profundizar en la naturaleza de los prejuicios, averiguar de dónde provienen, para qué sirven y cómo evitar sus inconvenientes, o lo que es lo mismo, cómo saber cuales son correctos y cuales falsos, para podernos proteger de ellos.